Más allá de cualquier ideología,
más allá de sabio y lo profano,
soy parte del espacio, soy la vida
por el hecho de ser un ser humano…
Alberto Cortéz
Bajo el silencio gótico de rosas y de estrellas
mi espíritu astronauta se aleja de la tierra
y vuela por el cosmos distancias infinitas
en busca de verdades, y actitudes distintas,
donde el amor del hombre tenga fuertes raíces
que florezcan en roble para nunca morirse;
voy uniendo en distantes y azules lejanías
las dispersas semillas de las ideologías.
Entonces, claramente y por entrega completa,
me siento ciudadano de mi añejo planeta
y como embajador voy visitando estrellas,
buscando amistades entre virus y bacterias,
en quemantes veranos y punzantes inviernos,
con silencios augustos y barullos inmensos,
voy buscando victorias que no produzcan llantos
sino solo sonrisas o rumores de un canto.
Más al volver a la tierra, observo en el camino
la sangre de los hombres formando un remolino
¡Si la maldad de los hombres tantas inquinas junta!
Con dolor en las sienes llega a mí la pregunta…
Si mataron a Cristo, Sócrates, Lumumba,
a Martin Luther King, ¿no han de cavar mi tumba?
Si lucho propagando fulgor de libertades,
¿no he de esperar que el odio sus armas me disparen?
Y acude a mi memoria la Torre de Babel.
Hermanos traductores, ¿cuál es vuestro papel?
¿Traducir las palabras con la frialdad del hielo?
¿No podéis acaso algún día, traducir sentimientos?
¡Y gritar por el hambre de mis hermanos mayas!
Si en el nombre de Cristo les tajaron las alas.
¡Y gritar por el hambre del solar indochino!
Con gritos pirotécnicos de color amarillo.
¡Y gritar por el hambre de mis hermanos negros!
En un jazz melancólico con antorchas de fuego.
¡Y gritar por el hambre de mis hermanos pobres!
Vivan donde vivan, con gritos salobres,
que retumben con ecos en todas las conciencias
para entonar a coro, cantares de protesta
y gritar contra toda la injusticia y maldad
con una voz que tenga los estruendos del mar.
¡Que brille el horizonte con sol de la hermandad
y vivifique amores, para la humanidad!
Como esto no sucede, mi amor se desespera,
y ante el temor posible de una atómica guerra
bajo el silencio gótico de rosas y de estrellas
mi espíritu astronauta… ¡se aleja de la tierra!
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Mérida, Yucatán, 3 de septiembre del 2010