Desde el primer día de este año 2015, a quererlo o no, hemos vivido afectados por sucesos, informaciones y hechos que nos impactan tanto en lo individual, como a las instituciones nacionales del país y el estado. La violencia, que en los actuales momentos nos es temporalmente ajena por nuestro escudo de seguridad, no alcanza a evitar que los medios de comunicación nos invadan con la cotidiana noticia de hechos delictuosos en otras entidades que las fuerzas del estado mexicano no han podido desaparecer por factores que cada día se divulgan más, y nos impactan al conocer en qué tipo de país y sociedad vivimos.
El problema de la delincuencia organizada, y su indeseable presencia, ha obligado a revisar cómo vivimos, cómo actuamos, cómo funcionan nuestras instancias oficiales y políticas, empresariales, religiosas, informativas, etc.
En este contexto, las instituciones electorales han convocado, de inicio, a la actualización de credenciales para votar, inscripciones, restituciones, cambios de domicilio, etc.
Paralelamente, los partidos políticos trasnacionales han visto aparecer en el contexto electoral nuevas organizaciones, fractura de dirigencias, y una legislación que pretende dar mayor certidumbre a resultados electorales para consolidar la democracia de México.
Auscultaciones, encuestas, consensos partidistas, candidatos de unidad, rebeliones en los diversos partidos que competirán, todo nos sitúa ante un escenario de conflictos esperados desde el inicio de las campañas.
Golpeteos a nivel nacional, campañas de prensa a favor y en contra, y pugnas abiertas entre partidos ya están influyendo en la mentalidad de los futuros votantes.
Hay que mencionar también a grupos de presión empresariales, o grupos políticos nacionales y locales con ansias de prevalencia, en el esquema de toma de decisiones. El clientelismo y las dádivas en especie participan así mismo en esta rebatinga por posiciones, en la agresión verbal, y se da a la confusión entre lo que es libertad de expresión y lo que muchos convierten en libertinaje, buscando impactar las mentes y decisiones finales del votante.
El ciudadano consciente deberá valorar una maraña de ofertas políticas para que su decisión en las urnas sea la que nos pueda llevar a un país exitoso donde el empleo, la educación, la paz y la tranquilidad, estén al alcance de todos.
No será fácil, pero con eso se lograría el México justo que todos anhelamos.