A partir de este 5 de abril, en los términos de las disposiciones del calendario 2015 que está siguiendo el Instituto Nacional Electoral (INE), los partidos políticos registrados, autorizados y cuyos recursos de apoyo económico ya están autorizados, podrán comenzar sus trabajos de difusión de programas y proyectos, junto con la ideología que los acompaña, en busca del voto de simpatizantes que el día 7 de junio deberán acudir a las urnas a darles posiciones políticas en lo que son llamadas elecciones intermedias, por no incluir cambios políticos de tipo sexenal.
Durante estas semanas previas, ostensiblemente el PVM se adelantó, violando la normatividad, lo que le motivó sanciones y multas por unos doscientos millones de pesos que aún no paga, mismos que le serían deducidos de su subsidio partidista.
Los otros partidos políticos, unos antiguos y otros de reciente factura, han venido llenando los espacios publicitarios con textos y frases melosas que nos venden la idea de que les preocupa el bienestar ciudadano, que sienten solidaridad verdadera por las mujeres, las familias y los niños de México, que están preocupados por seguir moviendo a México y, en general, vendiendo la idea de que sí cumplen al pueblo. Frases sentimentaloides, emotivas, agradables al oído, que de ninguna manera reflejan lo que es la realidad mexicana.
Las palabras no convencen. El peso de la dolorosa realidad diaria de los mexicanos es demasiado grande para resolverla solamente con buenas intenciones y ofertas renovadas, lo mismo que nos han ofrecido a través de los años.
La política y los políticos en México no han podido ir al fondo de la problemática nacional, donde se observan y conocen alianzas, dinastías, actitudes soberbias, enriquecimiento ilícito, enjuagues, pobreza aguda, impunidad, violencia desatada, servicios deficientes, salarios de caricatura y delitos que han devenido en estos últimos meses en protestas públicas que reciben represión oficial.
A nivel internacional, la imagen de nuestro país está deteriorada y solo se percibe el interés de grandes grupos empresariales o financieros que buscan quedarse con las escasas riquezas naturales con que aún contamos.
Ese es el panorama que se percibe ahora y al cual los partidos políticos deberán proponer alternativas viables, creíbles y confiables. Esa es la tarea de los políticos y los partidos durante las campañas en marcha.
Ojalá logren convencer a un electorado cansado ya de promesas, saqueos del patrimonio y experimentos de justicia social fallidos.
La frustración es un camino no deseable para el futuro de nuestro México.
