Destruir las Universidades

By on diciembre 20, 2019

Adán Echeverría

No logro entender el pensamiento de aquellos personajes que, dentro de la estructura de una Universidad –la mayoría de las veces en altos puestos: rectoría, alta dirección, consejo universitario, administración–, buscan enriquecerse a costa de la realización de los Proyectos o Servicios que los Profesores Investigadores han desarrollado.

Aparecen las Convocatorias del Conacyt, o de cualquier otro Organismo que busque impulsar mediante licitaciones el desarrollo de un Proyecto, o la Realización de un Servicio. Los Profesores Investigadores usan su intelecto, su experiencia, para desarrollar todo lo que requiera dicha Convocatoria, la Licitación; esfuerzo no poco, tiene que surgir de una idea que se va desarrollando, cumpliendo con todos los requisitos, hasta desarrollar una Propuesta Técnica y una Propuesta Económica.

Y todo para que el Director del Centro de Investigación, o de la Facultad de dicha Universidad, detenga su pensamiento en: ¿Cuánto dinero va a recibir la Universidad? Y, lo que es peor, para que comiencen a hacer las cuentas de: «En verdad, dime: de lo que has presupuestado, ¿cuánto es lo mínimo con lo que podrías hacerlo?». Se trata de mochar los presupuestos de los Servicios o de los Proyectos, dinero que al final se repartirán entre dichas autoridades, sus familiares, sus amigos con los que siempre buscan tranzar.

Los proyectos, que se vayan al diablo; los servicios que no sean de calidad. Nada importa para estos personajes que tan solo viven la vida en busca de “a dónde puedo irme a pasear con mi esposa”.

Lo trágico, lo hemos observado una y otra vez, es la cantidad de alimañas que viven pegados a dichos presupuestos: Esposas de los Directores, Suegras, Consuegros, Hijos, Tíos, Primos, e incluso amantes de dichos personajes. Todos sacando raja de los presupuestos que el Conacyt puede asignar para la realización de un proyecto.

“El pecado al alma es el pecado más grande,” dicen por ahí. Yo digo que robar a un colegio, escuela, kínder, guardería, prepa, universidad, centro de investigación, es el peor robo que puedes hacerle a una sociedad, a la humanidad.

Destruir el capital de un centro de conocimientos, formador de infancias, juventudes, profesionistas, es el peor robo que un ser humano puede hacer. Un robo en el que pretenden que no pasa nada, que no roban a las personas, le roban al gobierno, y entonces su robo es peor: le roban a todos.

Esto termina afectando no solo el prestigio de los investigadores, sino a los propios centros de investigación, a los propios colegios.

El estigma de una Universidad o un Centro de Investigación que tiene los precios de sus servicios muy altos, fuera de mercado, o que no cumple con los tiempos que tiene establecidos, o que despide y contrata investigadores y profesores, pensando en tener cómplices y no trabajadores honrados, termina por pasarle factura a las mismas Universidades.

Es penoso conocer Directores de Centros de Investigación que la vida apenas se les va en fantasías y sueños respecto de los Millones que quieren ganar año con año, explotando el nombre de las Universidades. Es penoso, pero es muy real. Ocurre con demasiada frecuencia.

Mercenarios que se presentan a las Universidades con Ideas de Centros de Negocios que solamente funcionan en sus cabecitas locas, y con el que pretenden engañar a la Comunidad Universitaria, hasta que deja de caer dinero porque han bloqueado —por sus malos manejos— las oportunidades de los Centros de Investigación ante las Financiadoras Gubernamentales como el Conacyt. Una forma muy fácil de hacerlo es evitar firmar cualquier documento que hable de dinero. Y esto lo logran haciendo que otros sean los que firmen.

Es una tragedia conocer a estos personajes, que forman parte de Esa Fauna de la Corrupción que se ha ido generando bajo las normas del Neoliberalismo: jode a todo quien puedes, enriquécete, sé el cínico que necesitas ser, y jamás sientas remordimiento alguno. Tú eres lo máximo, tú eres el que lo merece todo; usa tu ingenio para engañar a todo el que puedas; si alguien es engañable, no merece que lo respetes, úsalo y destrúyelo cuando tengas la oportunidad; quédate hasta con sus despojos, que pueden volverse lucrativos si logras reconocer el negocio y la oportunidad para venderlos también.

Bajo estos ideales es que se ha educado a estos personajes. Educación que las más de las veces ocurre en el ámbito de la política mexicana: brinca de un negocio a otro, miente sin remordimiento, hazte de todo el dinero que puedas, reparte con tus amistades, cállale el hocico a tus enemigos a billetazos.

Así son estos personajes, pintados de pie. Y están ahí, en las oficinas administrativas de muchas universidades, en los colegios, sangrando a los profesores, sangrando a los alumnos.

Por ello, muchos alumnos se suicidan en las universidades, conviviendo entre el acoso sexual sin desenfreno, como con drogas en los Campus universitarios, preparatorias, secundarias, primarias; a los directivos no les interesan los alumnos, solo el negocio que su inscripción en el colegio representa.

Muchos de esos directores solo pretenden obtener dinero, y pocas veces se preocupan por el alumnado o la calidad de los Servicios que ofrecen los Centros de Investigación de dichas universidades.

Son una pena.

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