Desde Canadá (VI)

By on marzo 13, 2020

Perspectiva

La Licencia (Continuación)

Les platicaba en la ocasión anterior que, a pesar de manejar vehículos automotores desde hace más de tres décadas, aquí en Ontario, Canadá, eso viene valiendo sorbete: tienes que presentar un examen, y luego una prueba de manejo.

Dejé la historia en aquel momento en el que la encargada de la oficina de tránsito me mandó olímpicamente y sin contemplaciones directo a la puerta de salida al no contar con los documentos necesarios (licencia, traducción al inglés de su contenido).

En la misma puerta de la oficina, dentro del vehículo de la empresa, localicé aquello de que la embajada no traduce documentos. Y también encontré una empresa que traduce documentos legales a cambio de un pago.

Ya en casa, me encargué de visitar la página de la empresa traductora. En las instrucciones estaba que subiera una copia digital del documento que deseaba traducir, para que recibiera una cotización en mi correo electrónico.

Menos de doce horas después del chasco inicial, ya había encargado y pagado la traducción del documento (por $50 CAD más impuestos) a esta empresa, que además me había asegurado que no serían rechazadas sus traducciones.

Dos días después, el borrador del documento me fue enviado a mi buzón electrónico. Revisé el contenido, hice unas pequeñas observaciones, y me indicaron que una copia digital llegaría a mi correo, y otra en papel membretado sería enviada por correo normal a la empresa.

Formales, muy formales, recibí los documentos, acompañados de sus credenciales como traductores, y una semana después me presenté muy orondo nuevamente en la oficina, listo para el segundo round con la encargada.

El escenario se repitió: tuve que tomar un número de turno y esperar a que me llamara, aunque seguía siendo el único en la oficina.

Tomó mis documentos, la traducción, y procedió a revisar concienzudamente lo que decía mi licencia contra lo que decía la traducción, revisó las credenciales de la agencia traductora y entonces…

Con una sonrisa socarrona me dijo: “No puedo otorgarle una licencia G (la equivalente a la de Automovilista en Yucatán) pues aquí solo aparece que usted ha manejado desde diciembre del 2018 y, por lo tanto, no cumple con los requisitos para una licencia G.”

Le expliqué que la vigencia de la licencia no tenía nada que ver con mi experiencia de manejo. Me respondió que le presentara otro documento en el que apareciera la cantidad de años que llevo conduciendo vehículos.

Tuve que reconocer que no tenía manera de demostrarlo.

Triunfante, entonces me dijo que tendría que presentar un examen en línea de conocimientos de las leyes de manejo en esta provincia, y que posteriormente (de aprobarlo) podría tomar una prueba de manejo, para entonces convertir mi licencia en una G2, esperar 12 meses y solicitar entonces una licencia G.

Resignado, le pregunté dónde podía localizar el reglamento, para estudiarlo y poder presentarme al examen adecuadamente preparado.

Sacó del mostrador un ejemplar, diciéndome que costaba tan solo 14 dólares ahí mismo. Seguro me imaginé la sonrisa de satisfacción que ostentaba.

Salí de la oficina con el reglamento, dispuesto a prepararme y saltar este obstáculo en mi siguiente visita. Ya era una cuestión de honor.

Agobiado por las labores diarias, me tomó un par de semanas adicionales cubrir las doscientas páginas del reglamento, en el cual encontré información muy interesante que desconocía y que vino a ampliar mis conocimientos viales en Canadá.

Tan pronto tuviera tiempo disponible se daría el episodio final en búsqueda de la licencia…

Ya les contaré el desenlace.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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