Cantando Cuentos Cortos
El Barquito de Papel
Al pie de la cabaña corría un río, de aguas claras y tranquilas, donde los niños del lugar iban a nadar y a jugar con sus barquitos de papel. Frecuentemente se rifaban entre ellos cuál de todos podía ser el más rápido.
Corrían río arriba siguiendo la corriente, cada uno al cuidado de su barco para no perderlo de vista.
Una mañana, el niño más pequeño, mirando el suyo, sin darse cuenta se alejó de sus compañeros queriendo ser el más adelantado de todos. La fuerza del agua fue deshaciendo su barquito, hasta perder la forma. Se acercó tanto a la orilla, con la intención de salvar su embarcación, que no solo perdió la forma al contacto con la mano sino que, no previniendo qué tan profunda sería la orilla, sus pies resbalaron y cayó al agua. Pero eso no le impidió que lograra salvar lo que tanto le preocupaba: su barco. Con todas sus ansias quería que fuera el mejor de todos.
Agarró lo que quedaba de él, y corrió por el camino de regreso, gritando a sus compañeros que esperaran por él. Por más que se apresuró no les dio alcance, dándose cuenta, al fin, que se encontraba solo, entre el bosque y el río.
Esta situación no fue motivo para que se sintiera triste, y se viera perdido. Por el contrario, no dejó de caminar con el pensamiento fijo en que tendría que llegar para encontrarse con sus compañeros. Así fue como, tras un buen rato de camino y sin perder la esperanza, llevaba su barco; aunque maltrecho, como se iba secando al contacto del aire, recuperaba su forma.
Al fin llegó al lugar donde todos estaban reunidos. Sus compañeros ya pensaban que había perdido la competencia, de manera que les sorprendió verlo llegar con su barco en buenas condiciones. Así pudo demostrarles, a pesar de lo que habían pensado, que había llegado más lejos teniendo ellos que aceptar que fue el primero.
No pares nunca tu barco. Llénalo de ilusiones que, al terminar el camino, lo tendrás siempre contigo.
LEJANÍA
Al borde del horizonte
iniciaré la distancia,
para alcanzar no sé qué
si lo que ambiciono escapa.
Mis pensamientos navegan
más allá de lontananza,
dime horizonte si en ti
encontrarán la añoranza.
Siguen volando mis ansias,
no encuentran ribera firme,
ni faro que la ilumine.
Mas si con todo este andar
no llegara a la ribera,
mi faro se apagará.
JOSEFINA REYES SAURI
[Continuará la próxima semana]