Cambios sustanciales durante el II Informe

By on septiembre 10, 2020

Editorial

El segundo informe de gobierno del actual Presidente de la República debería registrarse como modelo de este tipo de documentos históricos, que registran las acciones oficiales del año precedente al de su presentación, para información a la ciudadanía de lo que los mandatarios, locales y nacional han realizado en el año precedente en funciones del servicio público.

Para este evento oficial, en el pasado reciente, se acostumbraba la parafernalia, la movilización de grandes multitudes, y hasta desvíos en el tránsito urbano, agilizado policiacamente, para ubicar autobuses de transporte, facilitar el ascenso y descenso de gente, la prohibición de estacionamiento en lugares públicos cercanos, etc. Mas, desde el año anterior, el informe presidencial se operó de manera distinta.

Y no es únicamente por el ahorro de costosos recursos públicos, operados desde los partidos políticos en el poder, sino también por el ahorro surgido al evitar dispendios oficiales en agasajos, contratación de servicios de edecanes y demás.

Las publicaciones en prensa y TV se repitieron, pero de manera más limitada y con un tinte oficial más que partidista. El partido en el poder no buscó lucir sus siglas o su volumen de prosélitos: el informe se publicitó oficialmente de manera austera.

La duración del mensaje y su transmisión masiva por radio y televisión nacionales fue de una hora. Parafernalia: nula. Politización: cero. Predominio a la vista de la llamada austeridad republicana.

El texto mismo, leído por el Presidente en una hora, fue muy sencillo en su lenguaje y sin búsqueda de aplausos fáciles.

No hay necesidad, y así se demostró por segundo año consecutivo, de los acarreos, dispendios, mantas, volantes o transmisión y retransmisión del evento. Nada de eso. Se efectuó un informe oficial de una hora y ya.

A fin de cuentas, con sus conferencias mañaneras de lunes a viernes, los mexicanos ya habían quedado enterados de las acciones gubernamentales, los proyectos en marcha, los acuerdos adoptados, las giras al interior del país y, además, del estado real y visual de las obras y proyectos magnos en aeropuertos, tren maya, guardia nacional, etc., que fueron tema diario de sus comparecencias semanales de lunes a viernes.

Se evitaron gastos innecesarios en adhesiones falseadas, publicaciones “a la opinión pública”, comilonas con cientos de invitados, y pago de estancias y alojamiento a las antiguas decenas de “invitados especiales”.

En efecto, la austeridad republicana estuvo presente en este II Informe de Gobierno del Presidente en funciones Andrés Manuel López Obrador.

El dinero, otrora derrochado en culto a la personalidad de funcionarios, se canaliza ahora a un amplio programa de becas, construcción y restauración de hospitales y la salud popular.

Son otros tiempos y otro tipo de gobierno y, por lo que se ve y percibe, hay comprensión de ello y aceptación en la población mexicana.

Muy buen II Informe. Esperemos, con la renovación de nuestra confianza en el actual Presidente, la continuidad de más y mejores resultados.

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