¿Caen los ídolos?

By on agosto 10, 2017

Perspectiva

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¿Caen los ídolos?

Dura lex, sed lex…

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos reveló hace unos días la cadena delictiva de uno de los principales lavadores de dinero relacionados con el narcotráfico. Este personaje lleva más de veinte años dedicado a esta actividad ilegal, y fue recientemente aprehendido en México.

Lo sorprendente de la revelación es que en la “pandilla” del criminal aparecen dos figuras públicas en nuestro país, dos ídolos: un músico (Julión Alvarez) y un futbolista (Rafael Márquez). A pesar de que ambos han sido identificados como “lavadores” de dinero por las autoridades estadounidenses, la presunción de inocencia de ambos debe conservarse hasta que se demuestre si las imputaciones que les han hecho son verdaderas y basadas en pruebas fehacientes, y por esa razón las autoridades mexicanas no han procedido contra ellos.

Las evidencias indican que empresas de ambos han recibido dinero del criminal que los delató. La incógnita es si ellos estaban enterados o no de la procedencia ilícita de los recursos, porque los depósitos datan de hace varios años, y la investigación también. Sin menoscabo de la presunción de inocencia a la que ambos tienen derecho, este asunto indica que el narcotráfico ha extendido sus garras en prácticamente todos los ámbitos en que nos movemos. Adicionalmente, queda claro que en estos días cualquier “donativo” que recibe una persona/organización pudiera muy bien provenir de este sangriento giro y que, sin adecuados controles, la recepción de estas dádivas nos convertiría en cómplices y, por lo tanto, en presuntos culpables.

No conozco la trayectoria del músico chiapaneco, pero sí estoy familiarizado con la de Rafa Márquez. Su trayectoria deportiva ha sido brillante y pundonorosa. Es por eso que tengo la impresión (que ojalá se confirme) de que lo llevaron al baile aquellos que administraron sus dineros, es decir, que estos nunca cuestionaron el origen del dinero, y que alegremente le dieron entrada a la serpiente que ahora les muerde y expone ante el mundo como hampones. Ojalá la justicia impere, y que sea castigado quien así lo merezca.

Me sorprendió el comentario de un muy estimado amigo. Para él, esto fue orquestado para que el sindicato de futbolistas que estaba organizando, y que presidiría, Rafa Márquez nunca se lleve a cabo. La mafia detrás del balón seguramente no estaría nada contenta si de repente tuvieran que enfrentarse a un grupo organizado de jugadores, en vez de a uno a la vez, desbaratando más pronto que temprano el famoso “pacto de caballeros” que impide a los futbolistas cambiar de casaca conforme convenga a sus intereses, en vez de a los intereses de los dueños.

Y alrededor de todo esto también hubo comentarios que hablaron de que esta noticia era una nueva cortina de humo para esconder el hecho de que el candidato tricolor a la gubernatura del Estado de México había recibido su constancia como gobernador electo, con lo cual las autoridades electorales solapaban –una vez más– una desvergonzada elección en la que los gastos de campaña, y otras trampitas, le dieron el triunfo al susodicho pimpón.

Ambos, mi amigo y todos aquellos que ven cortinas de humo, pudieran tener la razón en lo que expresan. Ya sabemos perfectamente cómo se las gastan los “políticos” y sus “partidos”. Sin embargo, creo que coincidirán conmigo en que no hay cortina de humo que valga cuando deseamos que se haga justicia, no solo en el caso de Rafa Márquez, ni solo en el de las elecciones y la podredumbre en que se arrastran los políticos y sus partidos, ni tampoco únicamente en los infames gobernadores en fuga y los capturados, sino en todo aquello que está mal y que nos ha hundido en la situación que cada vez es más evidente que nos rodea, y ante la cual no se ve escapatoria posible, si es que siguen aplicándose las acciones y “¿soluciones?” de siempre.

Que la ley se aplique, que las investigaciones sean derechas, que las pruebas sean todas reales y no inventadas y, sobre todo, que muera la maldita impunidad que nos hacen vivir aquellos que ya sabemos y conocemos.

Nosotros debemos vigilar, y exigir, que así sea.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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