Ardilla voladora

By on octubre 16, 2020

Los pterominos (Pteromyini) son una tribu de roedores esciuromorfos de la familia Sciuridae, conocidos vulgarmente como ardillas voladoras, que incluye 45 especies; la más grande de ellas es la ardilla voladora lanuda (Eupetaurus cinereus). El término «voladoras» es un poco engañoso, ya que en realidad no vuelan sino que planean (aunque el «planeo» es un tipo de vuelo, solo que se denomina vuelo no activo).

Son nativas de América del Norte, y la ardilla voladora siberiana (Pteromys volans) es nativa de algunas partes del norte de Europa.

Aunque su esperanza de vida es de tan solo seis años en la naturaleza, las ardillas voladoras pueden vivir entre 10 y 15 años en cautiverio. La diferencia se debe a que son una presa importante; algunos de sus depredadores son las serpientes arborícolas, los mapaches, los búhos nocturnos, las martas, la marta pescadora, los coyotes y los gatos domésticos. Estos depredadores harán de esta pequeña ardilla su almuerzo o cena.

Se alimenta de nueces y semillas: avellanas, hayucos y piceas, bálsamo y semillas de arce. También le gustan los frutos de los cerezos y los eucaliptos de montaña, los guillomos, y los arándanos. Como la mayoría de las ardillas, adora los hongos de toda clase. A finales del invierno y comienzos de la primavera, cuando el alimento escasea, se alimenta de los brotes de los árboles. También le gusta la carne cruda, se sabe que se alimenta de pequeñas aves.

La ardilla voladora es nocturna, para no ser presa de los depredadores. Puedes escucharla hurgar en los árboles o en el suelo cuando está hambrienta. Si no se le molesta, la ardilla voladora se queda en su nido durante el día. Su nido, el cual le sirve para descansar y como hogar durante el invierno, suele estar en la cavidad de un árbol, un agujero hecho por un pájaro carpintero o natural. En ellos acumula sus reservas para el invierno, y las consumen durante los días especialmente rigurosos en los que no pueden salir de sus refugios. Un nido puede estar en cualquier lugar: cerca del suelo, o bien a 50 ó 60 pies de este.

La ardilla voladora no vuela, se desplaza «planeando». Trepa hasta lo alto de un árbol y salta, con las patas y el patagio (el pliegue de piel que va de la muñeca hasta el tobillo) extendidos; cuando saltan hacia un árbol, extienden su cuerpo formando un cuadrado (un diseño que han copiado algunos profesionales del salto base) y pueden llegar a recorrer 45 metros en un solo salto con gran precisión.

Al final de su desplazamiento, se coloca hacia arriba y cae parada en el árbol contiguo. Repite este movimiento una y otra vez mientras cambia de sitio. Puede deslizarse a donde quiera que sea: distancias cortas o hasta 150 pies. ¡Nada mal para una ardilla pequeña de 12 pulgadas!

Emplean sus amplias colas peludas para dirigir su vuelo y frenar, reduciendo la velocidad antes de llegar a su punto de aterrizaje. Suelen circular por el bosque de noche para evitar a los depredadores y buscar bayas, frutos secos, setas y huevos de pájaros. La ardilla voladora también da algunos saltitos cuando se desplaza por el suelo. Son los seres más sigilosos de nuestros bosques y animales sin valor comercial, razón por la que quizá son tan apreciados entre aquellos lo suficientemente afortunados como para verlos.

Las ardillas voladoras ya son unos roedores excepcionales. Gracias al colgajo de piel entre sus extremidades pueden recorrer largas distancias planeando entre los árboles que habitan. Pero una nueva investigación sugiere que algunos de estos animales ocultan un secreto insólito: su pelaje emite un resplandor rosado bajo la luz ultravioleta. Esto convierte a las ardillas en uno de los pocos mamíferos fluorescentes conocidos. La fluorescencia consiste en la capacidad de absorber luz de un color, o longitud de onda, y emitirla en otro. El hallazgo plantea preguntas tentadoras sobre la función de esta habilidad y sugiere que el rasgo podría ser más habitual de lo que se creía entre los mamíferos.

Una de las dos especies norteamericanas que se conocían previamente, la ardilla voladora del sur (Glaucomys volans), se puede encontrar en poblaciones aisladas en México y América Central, así como en todo el este de Estados Unidos. Suele establecer su refugio en bosques caducifolios de especies de hoja ancha (bosques latifoliados).

La otra especie, la ardilla voladora del norte (G. sabrinus), vive en los bosques boreales de coníferas del noreste de Estados Unidos, Canadá y Alaska. También se encuentra a mayor altitud en los montes Apalaches, las montañas Rocosas, al este de Oregón y al este del estado de Washington.

En algunos lugares se han vuelto muy escasas, pues no pueden vivir fuera del bosque primario y se acomodan con mucha dificultad a la presencia y actividad humanas.

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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