FORTALEZAS, OPORTUNIDADES, DEBILIDADES Y AMENAZAS EN LA VEJEZ
M.I. RAMÓN HUERTA SORÍS
DIRECTOR TÉCNICO EDARAYS
Ajedrez Social es el ideario teórico-práctico de la Escuela Humanista del Ajedrez, y el Sistema Habana-Mérida es su sistema técnico, que centra su misión en el desarrollo humano de los grupos: niñez, adultez y adultez mayor.
Nos ocupa ahora un análisis del tercer grupo, el de los llamados Adultos Mayores (AM).
Este grupo ha estado creciendo en la pirámide de población para distribución por edades, a causa de la baja en la tasa de natalidad y la mejora de la calidad y esperanza de vida en muchos países; razón por la que urge, cada día más, la planeación social para la atención de la realización humana de tales personas.
Queremos iniciar un enfoque de análisis sobre las condiciones de desarrollo para los adultos mayores con base en un eficaz modelo denominado análisis FODA.
El análisis FODA es un método para precisar la situación de una empresa. Este recurso fue creado a principios de la década de los sesenta y produjo una revolución en el campo de la estrategia empresarial.
Una empresa debe ser evaluada a partir de dos visiones: la externa, que define su situación competitiva, y la interna, que detalla la calidad y la eficiencia de su funcionamiento productivo y administrativo en general.
Los parámetros internos son normalmente controlables, en función de las fortalezas y las debilidades que se manifiesten en el marco productivo y administrativo.
Los parámetros externos son mucho menos controlables, ya que algunos aspectos escapan a la voluntad empresarial, al estar regidos por circunstancias que definen dos grupos opuestos: las oportunidades y las amenazas.
El análisis FODA, pues, aporta los datos fundamentales para trazar e instrumentar la estrategia a seguir por la empresa en función de cuatro orientaciones básicas.
Apliquemos tal método de análisis al sector de la empresa humana denominado adultos mayores; hagámoslo respondiendo cuatro interrogantes claves:
¿Cómo explotar cada fortaleza del AM?
Los más altos niveles en conocimientos y experiencia de la existencia personal definen el centro de las fortalezas inherentes a la adultez mayor. La sociedad debe instrumentar –entre sus paradigmas, visión y acciones concretas– la decisión y compromiso –manifiesto y legalmente contraído– de restaurar el respeto social-gubernamental hacia las ventajas de los adultos mayores, enfocados como potenciales para el desarrollo de la calidad de vida de todos los seres humanos en general.
¿Cómo aprovechar cada oportunidad del AM?
La validación colectiva de las fortalezas de los AM implica estrategias para preparar a la sociedad, familias y personas particulares; de manera que se enfoquen para crear las condiciones necesarias –oportunidades– para la realización humanista de tales fortalezas. Gobiernos y sociedad, deben garantizar las oportunidades necesarias para la realización de los aportes sociales de los adultos mayores.
¿Cómo revertir o atenuar cada debilidad del AM?
La validación de las fortalezas de los AM y la programación de las oportunidades que requieren para ejercer tales fortalezas constituye, de por sí, una notable disminución de las debilidades asociadas en la práctica de vida en AM.
Otras debilidades relacionadas con degeneraciones metabólicas asociadas al avance de las edades deben ser profilácticas –en una gran medida posible–, mediante una cultura y educación e higiene para la reparación humana desde edades tempranas, para el arribo y transcurso de la vejez en posesión de altos niveles metabólicos de calidad de vida.
¿Cómo defender cada amenaza al AM?
Este tipo de amenazas se concretan en dos niveles: en colectivo, cuando no se validan socialmente las fortalezas inherentes a la AM, haciendo menguar las oportunidades para darle uso eficaz a tales fortalezas; individualmente, cuando la persona no dispone de las herramientas necesarias, que pudieron haberle sido garantizadas viviendo dentro de una cultura y educación consecuentes con el sentido humanista de los AM.
Las principales amenazas en el AM lo constituyen la visión equivocada que asocia esta edad con la depauperación física, la decadencia mental y la incapacidad productiva de una existencia que debe recibir apoyo por familiaridad, agradecimiento, afecto, bondad o piedad.
Es necesario educar para que la dignidad humana tenga su máxima expresión y realización en las edades más avanzadas; garantizándoles la autoestima, así como el merecido respeto y reconocimiento familiar y social, por la vía del prestigio amplio que emana de la vejez creativa y productiva de legados educativos al género humano en todas las luchas existenciales; donde tan vivo y productivo se suele mostrar la espiritualidad y nuestra esencia divina.
La Cultura de la Vejez, como toda forma de cultura humanista, se asienta en la Cultura Mental y en las culturas indígenas autóctonas que hicieron y hacen de los adultos mayores pilares fuertes y activos del sostén y desarrollo colectivo. El sistema central del Ajedrez Social dice: Todo comienza en la mente. Por eso, tal ajedrez se autodefine como herramienta útil para desarrollar la Cultura Mental; por tal razón trascendental, se autodefine como ruta y canal para realizar los variados perfiles de la Cultura General. Con ellos queda expuesta la gran relación entre el Ajedrez Social y las realizaciones humanistas de los adultos mayores.