África, el Ártico y la Amazonia están ardiendo en llamas

edgar rodríguez cimé

La imagen del Fire Information for Resource Management System de la NASA no engaña: semeja un tétrico juego de video, ambientado con música medieval, lúgubre pero adecuado al apocalipsis. En contrastante juego de colores, donde el verde representan la Vida de las selvas africanas y del Amazonas, y el rojo las llamas destructoras de la Muerte, el segundo “avanza inexorablemente” ante los ojos de todos y el valemadrismo de los gobiernos más poderosos –Estados Unidos, China y Rusia–, que no hacen mucho por salvar a la Madre Tierra.

Me dio gusto la alarma en internet por el incendio de la Amazonia, considerada como “el pulmón del mundo” (porque genera 20 por ciento del oxígeno), y su consecuente denuncia masiva; gracias a esa presión en las redes sociales, el presidente Bolsonaro al fin movilizó al ejército en las labores de combate. Hasta antes no lo había hecho, por sus compromisos con empresas que quieren meter carreteras y modernismo destructor en sus exuberantes selvas. Ya quemadas, es más fácil, y barato, comprar las grandes extensiones.

Pero es triste enterarse que, como ha informado internet, también están ardiendo los bosques de madera seca del Ártico debido a los incendios generados en los meses de mucho calor en verano, como ahora los termómetros lo están mostrando; lo mismo, me acabo de enterar, sucede en las selvas de África en extensiones descomunales, con lo cual son tres grandes focos de alarma.

Mientras en foros mundiales gente comprometida con la vida humana y de la Madre Tierra, presionada por la marejada de internet, informa que solamente quedan 11 años para evitar la cuenta regresiva, gente como los norteamericanos niegan ese apocalipsis cercano, y continúan usando millones de litros de gasolina en sus autos; el sistema capitalista, beneficiario de los grandes banqueros y empresarios, continúa con la quema de energías sucias que elevan la temperatura más de la cuenta: petróleo, gasolina, gas.

Por ello, es muy importante la movilización mundial impulsada desde Suecia por la adolescente Greta Thunberg, luego de las dos primeras, el 15 de marzo y 20 de mayo, donde se sumaron a la huelga estudiantil de “Los Viernes por el Futuro” -cuando los muchachos salen a plantarse en sus parlamentos, denunciando lo que ocurre y obligar a sus gobiernos a comprometerse a no rebasar el peligroso límite de 2 grados, como viene sucediendo hasta ahora-, universitarios, y también adultos comprometidos con la Vida.

Todos los que amamos la Vida (vegetal, animal y humana), y tenemos descendientes que vienen pisándonos los talones, debemos salir el viernes 20 de septiembre de 2019 a la Gran Defensa de la Madre Tierra y la Humanidad, adonde seamos convocados. El 20 de mayo pasado, la gente se movilizó en 1,600 ciudades de los seis continentes, y ahora se trata de aumentar ese número, pues se trata de la última oportunidad para presionar a los gobiernos poderosos del mundo para poner de límite menos de 2 grados en el aumento permitido de CO2.

Días después, se reunirán los gobiernos que mandan en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Si la presión internacional es lo suficientemente poderosa como para poner a pensar a los Dueños del Mundo –si revienta el planeta azul ¿a quién vamos a explotar y a despojar si desaparece la humanidad y se poluciona la Tierra?– podríamos conseguir que se frene el aumento mortal del CO2, para luego empezar a desmantelar el sistema de quema de energías sucias y usar entonces energías limpias.

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

colectivo cultural “Felipa Poot Tzuc”