Visitas al veterinario: drama o gozo

By on noviembre 15, 2018

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Llevar al veterinario a tu compañero de vida puede convertirse en toda una pesadilla para ambos, es todo un espectáculo. Salir de casa cuando “nos lee el pensamiento”, hacer una entrada “triunfal” en la clínica, tirones de la correa, ladridos a otros perros, temblores y nervios, querer fugarse, etc., seguro que nos suena familiar. Te daremos algunos consejos para que la visita del perro al veterinario no suponga una situación estresante para él y para nosotros. ¡Se puede conseguir y es muy fácil!

Debemos pensar y planificar todos los aspectos de nuestra visita al veterinario. Ello disminuirá los niveles de estrés. Programaremos con cuidado la hora de la cita. Si nuestro perro es de los que se pone nervioso y resulta difícil de manejar en presencia de otros perros, programaremos nuestra visita a primera hora de la mañana o a primera hora de la tarde, para evitar esperas y tensiones innecesarias.

Cada perro es un “mundo” y nos corresponde a nosotros elegir el medio de sujeción más seguro para él y para nosotros si lo llevamos en coche. Podemos consultar a nuestro veterinario cuál es la manera más adecuada y cómoda en cuanto al transporte.

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Tomemos el tiempo suficiente para el viaje. El estrés, las prisas y la falta de planificación solo conseguirán que nuestro amigo se sienta más estresado y ansioso. Démonos tiempo para llegar a la cita de una manera lo más relajada posible. Si tu perro es mediano o grande, llévalo siempre con arnés, o collar y correa. Aunque el perro sea muy obediente, debemos tener en cuenta que lo llevaremos a un lugar donde se encontrará con otras mascotas y personas que no conoce.

Los perros más pequeños pueden ser transportados en bolsos o transportadoras, pero es importante que en todos los casos lleven su collar con placa identificadora.

Si los llevas en transportadora, puedes colocar adentro una prenda usada de alguno de los dueños, que servirá para contenerlo emocionalmente.

Salgamos del coche de manera pausada. Un pequeño paseo con él antes de entrar en la consulta hará que se relaje.

De ser  posible, escogeremos un lugar tranquilo para estacionar nuestro coche, alejado de lugares transitados o con tráfico denso.

Comunícate con tu mascota utilizando un tono suave y calmado para transmitir la sensación de seguridad.

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Una vez en la clínica, los animales más dóciles o aquellos que fueron tratados con empatía por el veterinario se mostrarán relajados y dispuestos a ser examinados.

Manejemos a nuestro perro cuidadosamente y con calma durante toda la visita.

Llevemos premios para reforzar su buen comportamiento, y lo recompensaremos también con elogios transmitiéndole calma. Recordemos que, en algunos casos, una visita al veterinario puede ser una experiencia estresante y necesitará que su buen comportamiento se vea reforzado.

Usaremos un método de sujeción seguro que mantenga a nuestro perro cerca de nosotros. No es conveniente que utilicemos una correa extensible, pues es más difícil mantener el control en caso de ser necesario. Debemos mantener a nuestro amigo cerca y centrado en nosotros.

Condicionemos a nuestro perro positivamente. Él responderá mucho mejor a una palabra amable o a un gesto suave que a las órdenes malhumoradas. Tengamos esto en cuenta, ya que nos ayudará notablemente. Consideremos, además que, tras pasar al vestíbulo juntos, nos convertiremos en el único elemento familiar para nuestro perro, por lo cual necesitará sentirse cómodo y seguro. Es muy importante transmitir a nuestro perro un mensaje de control y calma mediante nuestros gestos y tono de voz. Con los perros que no sean dóciles, se recomienda recurrir a bozales para evitar mordidas.

También se puede llevar su manta o juguete preferidos, un premio especial que le guste mucho y que solo le daremos en la clínica, o incluso que sea nuestro veterinario quien se lo ofrezca. Distraeremos su atención en el momento de la exploración para que no lo asocie a un momento estresante, y una vez terminada le premiaremos. Es de mucha utilidad ofrecerle un premio después de la atención para reforzar de forma positiva la visita al veterinario y facilitar los próximos encuentros.

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Al momento del pago, después de la consulta, seremos dirigidos a un mostrador o a una estancia donde habrá más perros. Es muy práctico seleccionar de antemano el método de pago de la consulta, y hacer una estimación de su importe para tenerlo preparado y poder salir cuanto antes, pues nuestro amigo estará nervioso tras su visita. Si se lleva mal con otros perros, procuraremos evitar encuentros desagradables, asegurándonos de la ausencia de otros animales o, si no es así, advirtiendo a los demás propietarios que mantengan controlados a sus perros.

Siguiendo estos sencillos pasos reduciremos el estrés y el nerviosismo típico de las visitas del perro al veterinario, y nuestro amigo comprenderá que puede ser placentero ir a revisión.

Dra. Carmen Báez

drabaez@hotmail.es

 

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