Violencia Electoral

By on mayo 10, 2018

Perspectiva

Violencia Electoral_1

«El Miedo es la madre de la Violencia»

Mother of Violence, Peter Gabriel

Sin duda, el asesinato de Colosio en Lomas Taurinas (Tijuana, 1994), siendo candidato presidencial, ha sido el episodio más infame en nuestra vida democrática en México, la cima de la insania y violencia.

¿O no…?

Me explico: ha sido durante este período electoral que culminará el 1° de julio cuando ha muerto por causas no naturales (han sido asesinados) la mayor cantidad de candidatos a diferentes puestos de elección popular, en diferentes estados, y de diferentes partidos, mostrando así la parca que no es exclusiva: han muerto casi 40 personas

Al mismo tiempo, si consideramos que la violencia tiene muchas y muy diferentes manifestaciones, ¿no acaso estamos viviendo el peor episodio de violencia “cibernética” de nuestra era con la intransigencia y abundancia de contenidos en redes sociales que descalifican, denuestan y vilipendian a aquellos candidatos que no son de la predilección de algunos, y a sus seguidores?

Lo peor, y acaso más preocupante de todo, es que ni uno solo de los candidatos presidenciales –cabezas visibles de los partidos que los postularon– ha abonado a un clima de respeto y tolerancia a las ideas de sus adversarios ideológicos. Todos, sin excepción, se han descalificado unos a los otros, ahondando el encono, contaminando a sus seguidores y, hasta cierto punto, alentándolos a contribuir a esta pesada atmósfera de odio e intolerancia que respiramos.

Seré un ingenuo, y posiblemente así moriré, pero sueño con candidatos que, en vez de mostrarme los trapos sucios de sus contrincantes, dijeran: “Mi contrincante es libre de opinar. Yo vengo a proponerles soluciones a los males que nos aquejan, acciones que –si me eligen– implementaré apoyándome con gente preparada, no con advenedizos que lleguen a sus puestos para aprender, sino con verdaderos expertos que me han ayudado a preparar estas propuestas que someto a su consideración.”

Es una verdadera estupidez que a la violencia a la que nos tienen sometidos los grupos criminales que han hecho de la inseguridad su modus vivendi se agregue la violencia en un período electoral, causada por diferentes maneras de pensar.

La escalada de violencia se ha visto alentada por verdaderas tonterías como la de cortar manos a los delincuentes, propuesta “genial” de un candidato presidencial que lo hizo dar la nota pero que ha sido tomada en cuenta por algunos delincuentes que así se comportaron con la persona que secuestraron hace una semana.

Aún más preocupante resulta observar el incremento de linchamientos mortales a presuntos delincuentes (presuntos porque su culpabilidad sería confirmada hasta que la justicia los hubiera juzgado, aunque hubieran sido atrapados en flagrancia), uno de ellos alentado por un coro de voces que repetía el nombre de un partido.

La barbarie, alentada por la ignorancia, corre rampante por todos los confines de nuestra nación. Los responsables de acotarla, combatirla y erradicarla, que juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y el cuerpo de leyes que emana de ella, están ausentes, perdidos y han resultado evidentemente incompetentes y, también, coludidos.

¿Alguno de ustedes ha escuchado de algún candidato qué acciones concretas se tomarán para revertir los rezagos que presentamos como país? Yo tampoco.

La disminución de la pobreza; el combate a la impunidad y el resarcimiento de lo que se han robado tantos; el impulso a los empleos y a las inversiones que nos traigan muchos que nos son vitales; el incremento del nivel cultural y educativo; la modernización de la infraestructura que es el entramado sobre el que se construye la nación; la atención a los enfermos, y un largo etcétera, han alcanzado niveles críticos de desatención. A ello hay que agregar la inseguridad generada por los grupos delincuenciales, corroyendo y corrompiendo la paz en todos los estratos.

He escuchado, eso sí, un catálogo de buenos deseos, poco traducibles a acciones, todos los candidatos buscando obtener un gran punch mediático, dar la nota, conseguir votos… ¿y después?

Desde esta perspectiva, ojalá y pronto acabara esta locura –gane quien gane– y despertáramos el 2 de julio con la satisfacción de que el elegido en realidad ha demostrado madera de patriota y nos ha convencido a través de sus propuestas, todas sensibles y alcanzables, de que no había nadie mejor para ocupar el puesto, enfilándonos hacia el futuro que nos merecemos.

Seré un ingenuo, y posiblemente así moriré…

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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