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- La revolución que quiso ser – IX
Simón Bolívar
XXIX
SIMÓN BOLÍVAR
Ventana abierta fácil a la luz,
donde la eternidad viste de magia
y el río del crepúsculo dialoga
con los nombres, en la marcha lenta.
Persuasión del hogar en el repecho
amistoso del hombre, hoguera limpia,
dulcificada sencillez del niño,
naturaleza poderosa y firme.
Afecto en línea recta que declina
en la suave gramática del gusto;
oro en las manos del paisaje terso,
mantel sencillo en el yantar del héroe.
Remanso tierno en el declive suave
de la bondad augusta que respira
por los poros erectos de la médula,
y derretirse de gloriosos fuegos.
Gesto fértil en cruz, ojiva pronta,
espontáneo arquitrabe en los arrestos,
música joven, clásica armonía
pentagramada en horizontes lógicos.
Así lo siento, a bordo de mi alma,
en la barca fecunda de los ojos,
amistando la santa perspectiva
en el sistema enorme de la mar.
Capitán de los ímpetus, marea
formidable rompiéndose en la entraña
heroica y delicada de los límites,
cogollo enroblecido de la historia.
En el avión andino de la raza
juega a los panorámicos enlaces,
y ante sus ojos, ajedreces largos
son los desfiladeros de las lides.
Linaje el suyo de solar apego
con estrías de fértiles arrimos;
esbelto el brazo en el gestar del golpe
y el tacto inmenso en la amplitud del ala.
Sobrio en el sonreír con rostro al astro,
múltiple en el pelear con planta en tierra,
hermosamente orientador con fugas
en éxtasis de luz, sobre los pueblos.
Generoso en el golpe, decisivo
junto a una copa de mujer amada;
tiene en los ojos un fulgor de látigos
y en la boca el sabor de las colinas.
Así lo siento, a bordo de mis versos,
en el endecasílabo del postre,
con un grito de júbilo en el alma
y en un sorbo de sangre, la Epopeya.
Clemente López Trujillo
Continuará la próxima semana…
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