Respeto y empatía hacia los animales

By on septiembre 21, 2018

 

“Las conductas de apego de cuidado y proximidad entre los niños y los animales con los que conviven crea una viva y recíproca alianza” – Bowlby (1969).

“Las conductas de apego de cuidado y proximidad entre los niños y los animales con los que conviven crea una viva y recíproca alianza” – Bowlby (1969).

Los niños se sienten naturalmente atraídos por los animales, pero quererlos y atenderlos adecuadamente son habilidades que deben adquirir a partir de la educación en casa y en la escuela.

Cuando hablamos de empatía, nos referimos a la capacidad de “ponernos en el lugar del otro”, es decir, detenernos un momento y pensar cómo nos sentiríamos si estuviéramos en la situación que otro está viviendo.

Desde pequeños, nos enseñan a que debemos ser empáticos con las demás personas, porque eso nos hará más nobles, más sensibles. Se busca fomentar en los niños y niñas la solidaridad, la cooperación, la empatía hacia “los más necesitados”; pero ¿qué pasa con los animales?, ¿nos enseñan a ser empáticos con el sufrimiento que ellos experimentan? Tristemente, no es tan frecuente que esto suceda.

Todos los seres vivos somos seres sintientes, seres que poseen necesidades, y los animales a lo largo de la historia han sido objeto de violencia, negligencia, indiferencia, malos tratos y, aunque ya hay un camino recorrido para visibilizar todo el sufrimiento que los animales experimentan, aún falta mucho por hacer.

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Si yo como persona realmente me pongo en el lugar del otro, me he sensibilizado y esto me llevará a buscar alguna forma, por sencilla que sea, de ayudar a que ese otro ser vivo no siga sufriendo o experimentando lo que le está causando tanto dolor. La verdadera empatía con los seres vivos ocurre justamente cuando no se piensa en los beneficios que ello traerá a la persona empática, sino que dicha persona se coloca por completo en el lugar del otro ser que siente, sufre, goza, desea, etcétera, y surge la necesidad imperiosa de elevarlo en dignidad, en bienestar.

La clave de la empatía hacia un ser vivo diferente al ser humano está precisamente en sacar al ser humano del centro de superioridad e importancia, y reconocer el importante papel que tiene la raza humana, ya que nuestro cerebro se supone es el más desarrollado, pero que ese desarrollo sea utilizado para cuidar de la naturaleza, de la creación, para administrar bien los recursos y cuidar cada ser que existe.

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Cuando nos reconocemos los seres humanos no como el centro del universo, sino como parte del todo, cada ser se vuelve un hermano, una hermana, una expresión del Universo y de esa energía creadora, divina, espiritual, viva que nos ha reunido a todos los seres para convivir en armonía, respeto, equidad y cuidado mutuo.

La empatía surge por la pura consciencia de que el otro importa, necesita, siente y sufre, y que yo puedo hacer algo para ayudarle a vivir, a crecer, a estar mejor.

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La empatía nos hace estar atentos a las necesidades de los demás, a estar buscando constantemente qué puedo hacer por el otro, qué puedo realizar para que el sufrimiento de este sea minimizado o incluso eliminado. Por ello es necesario fomentar esta habilidad desde que somos niños, para crecer con esa actitud positiva de verse como protagonistas del cambio que se puede generar en el respeto y cuidado hacia los demás seres vivos, pues el fin es buscar la equidad, la igualdad, tener presente que el otro ser, ya sea persona, planta o animal, vale lo mismo que yo y puedo ayudarlo porque quiero su bienestar.

Favorecer el respeto y amor a los animales en los niños refuerza valores como la ayuda al más vulnerable y la necesidad de ser atento, paciente y afectuoso con éste. Así, los niños educados en el respeto hacia los animales adquieren una buena base para las interacciones sociales, y muestran mayor facilidad para expresar sus emociones.

Si nos guiamos de esto, podemos considerar a todo ser vivo como igual y no como un objeto al cual se puede esclavizar, manipular, asesinar, comprar o vender.

Hagamos conciencia, tengamos empatía: no compremos ni regalemos animales, no son objetos ni juguetes. Enseñemos a las nuevas generaciones el respeto y la empatía. Hagamos de este mundo un lugar feliz para todos los que lo habitamos.

Adopta, no compres.

Dra. Carmen Báez

Drabaez1@hotmail.es

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