Red Sparrow, de Francis Lawrence

By on marzo 8, 2018

Cine

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Después de James Bond vino Jack Ryan, y después de ellos vino Jason Bourne. Todos ellos agentes secretos al servicio de sus gobiernos, algunos más operativos (mortales) que otros, y todos hombres. Pues bien, he aquí que, en estas épocas de inclusión y reconocimiento al importante rol que juegan las mujeres en nuestras vidas y en el mundo, Francis Lawrence –director austriaco a quien conocemos por su trabajo en tres de las películas de la saga de Los Juegos del Hambre y por Soy Leyenda– nos presenta la historia de una espía rusa, cuyo código es Red Sparrow (Gorrión Rojo), en la persona de la bellísima Jennifer Lawrence, a partir de un libro escrito por un especialista en el tema: Jason Matthews.

Ya Angelina Jolie había asumido roles de espía femenino con éxito –Agente Salt, Mr. & Mrs. Smith y Wanted – pero es hasta esta película que tenemos la perspectiva y conocemos las artes de seducción e inteligencia que, según la película, un agente encubierto debe poseer en nuestros días. No solo eso, y al menos esta fue la parte que en particular resalta, asistimos al proceso de indoctrinación y capacitación de los candidatos a “gorriones” en una academia en la que el fracaso equivale a ser ejecutado, pues el secreto debe conservarse. La siniestra y cínica “Matrona” de la academia –excelentemente interpretada por la gran actriz Charlotte Rampling– se encarga de explicarnos algo que es evidente en la actualidad: la Guerra Fría no se ha acabado, y Rusia desea ocupar el espacio que los Estados Unidos ha dejado como líder en el acopio de inteligencia, para el engrandecimiento de su nación. Otro gran actor en esta película es Jeremy Irons, un tenebroso oficial de inteligencia que desea atrapar a un informante que está pasando secretos a los Estados Unidos a través del agente de la CIA Nathaniel Nash.

Con la caída del Muro de Berlín, las historias de espías en las que los malos (los soviéticos) maquinaban contra los buenos (los americanos) sufrieron una metamorfosis. Entonces comenzamos a ver películas y a leer historias en las cuales los mismos “buenos” se involucraban en otros conflictos geopolíticos, y otras en las que se dejaba muy claro que los “buenos” no lo eran tanto. Con Red Sparrow se revive la postura post Segunda Guerra Mundial y, a mi juicio, lo que vemos en la película guarda una muy significativa similitud con la estrategia demostrada por Putin al frente del gobierno ruso –Putin fue espía, por cierto–, arropada por la aparente apatía de los americanos.

El director Martin Lawrence, con Matthias, Jennifer Lawrence, Joel Edgerton y Jeremy Irons.

El director Martin Lawrence, con Matthias Schoenarts, Jennifer Lawrence, Joel Edgerton y Jeremy Irons.

El giro que posee la película proviene de la historia personal de la protagonista, Dominika Egorova, sobrina del subdirector de Inteligencia Rusa, quien es la primera bailarina del Ballet Bolshoi hasta que su carrera es truncada y su tío Vanya (Matthias Schoenaerts) le ofrece un trabajo “porque siempre ha sido muy inteligente y piensa siempre un paso adelante de todos los demás.” Convertirse en gorrión o perder el departamento y atenciones médicas que recibe la madre de Dominika son sus opciones. A lo largo de la película vemos varias escenas que nos presentan que Dominika no olvida las afrentas y tarde o temprano se las cobra, ya fuera por su propia mano o a través de jugadas maquiavélicas e inteligentes.

El guion, escrito por Justin Haythe, a partir del libro de Jason Matthews, es sólido y tanto Jennifer Lawrence como Joel Edgerton (en el rol del espía americano Nathaniel Nash) nos convencen en sus papeles, siendo Lawrence quien se roba la película con el juego de espía doble (triple, cuando finalmente llegamos al clímax de la película) que Dominika Egorova emprende. También es refrescante observar cómo se llevan a cabo las operaciones de inteligencia de unos y otros, poniéndonos al día con

Eso sí, a pesar de que existen secuencias de acción, el particular encanto que posee Red Sparrow reside en la preparación del golpe final, y eso lleva tiempo, por lo que si esperan ver una película frenética como las que nos tiene acostumbrados Jason Bourne, pues esta película no lo es, y no por ello demerita en momento alguno.

Sin duda, aquellos que (como yo) aman las historias de espías disfrutarán las poco más de dos horas que dura este filme.

Véanla y disfruten la tensión de una buena historia de espías.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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