PRI: Atole con el dedo

By on agosto 17, 2017

Editorial

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PRI: Atole con el dedo

Los viejos vicios del sistema político mexicano basado en la prevalencia sexenal de un partido, y las decisiones cupulares sobre candidaturas, entre otros, se han recrudecido a partir de la última Asamblea Nacional del PRI, magnificada en sus resultados, proclamada trascendente por sus acuerdos, y calificada como un hito para la democracia en el país.

Lamentablemente, la parafernalia, los espacios operados en los medios subsidiados de una u otra forma por el sistema, la grandilocuencia de los comentaristas de radio y televisión, y las plumas a sueldo, no son suficientes para convencer a un pueblo ya hastiado de vivir en un mundo de apariencias, un mundo maquillado del que nuestra coterránea ex gobernadora sabe bastante, por ser discípula avanzada en la materia.

Los cambios cosméticos no han tocado ni con el pétalo de una rosa al sistema decisorio que priva en lo político actualmente en el país. Las decisiones de candidatos a gobernadores, senadores, diputados federales, y autoridades municipales relevantes, continuarán siendo efectuadas tal cual se ha venido haciendo por decenas de años atrás: desde el nivel supremo del Poder Ejecutivo.

En la asamblea se removió el fondo, pero solo variaron las formas. Y es de explicarse, porque en nuestro país continúa vigente la consigna de que el poder no se comparte, se ejerce. Las raíces están entretejidas con los grandes intereses económicos, acuerdos cupulares, arreglos entre grupos que ven por sus intereses propios, velan por ellos, y nada les importan los demás.

Las élites protegen sus espacios e intereses, y los acuerdos entre ellas continuarán existiendo. ¿Que eso mantendrá el estatus de pobreza, abuso, explotación, pésimos servicios, miseria y desocupación, hambre crónica, despojos a los hombres del campo de tierras productivas para dedicarlas a fines especulativos y suntuarios?

Seguramente habrá un proceso para explicar cotidianamente, como sucede durante y después de los procesos electorales, cómo se van superando las acumuladas carencias y nuestras dificultades sociales, hablando de nuevos niveles de bienestar in crescendo, miles de plazas creadas, supuestos avances trascendentes (?) que solo se leen o escuchan en reuniones masivas, pero que los ciudadanos no ven, y la terca realidad las mantiene invisibles para tantos millones de compatriotas desprotegidos. Ese mencionado bienestar de los discursos es todavía para ellos un cielo inalcanzable.

Se ha hecho un gran barullo con la Asamblea Nacional Priista y, a final de cuentas, los cambios anunciados son insustanciales.

El gran dedo político continuará su remojo en atole para alimentar a sus creyentes cautivos.

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