PRI… ¿A corregir el rumbo?

By on agosto 10, 2017

Editorial

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PRI… ¿A corregir el rumbo?

A casi un mes del inicio formal del proceso electoral 2017 – 2018, en el que cambiarán los poderes del Estado Mexicano los partidos políticos se aprestan, cada quien con sus armas, fuerzas, golpes bajos y estrategias, para ganar la voluntad ciudadana en un deseable carro completo, en términos coloquiales.

No será así. Los signos de estos tiempos son el fastidio de los votantes, el conven$imiento partidario, los juegos de poder, acomodamientos en los altos mandos de todos los partidos y los acuerdos secretos previos para asegurar voluntades e influencias. Agréguese la violencia desatada y la constante pérdida de valores en nuestra sociedad.

En esta semana, la entidad hermana de Campeche ha sido anfitriona para una reunión nacional del PRI, cuyos dirigentes convocaron a establecer normas claras, restricciones y limitaciones, con acuerdos estatutarios que conlleven el mensaje de que el PRI va a cambiar, que la corrupción terminará, y que hasta habrá procesos de expulsión de quienes incurran en actos indebidos y distracción de recursos públicos. Se efectuarán asambleas nacionales sobre otros aspectos en distintas entidades del país.

Habrá pues oportunidad, en semanas próximas, de que la opinión pública, los analistas políticos, los especialistas económicos, las redes sociales y uno que otro periodista honesto queden enterados, comenten y expresen sus puntos de vista.

La historia y los hechos acumulados nos hablan de un partido que ha ido cambiando de nombres, variando sus principios y formas de organización, pero aún sin lograr la consistencia y credibilidad que sus apologistas, muchos de ellos convencido$, sostienen.

De sus sectores, el Obrero ha sido y continúa siendo presa de líderes perpetuos, y carece de fuerza real; el Agrario, por medio del cual se impulsó una profunda Reforma en el campo mexicano,  actualmente está en crisis por los abusos contra campesinos y productores, víctimas de despojos actualmente a través de procuradurías agrarias aliadas a especuladores urbanos o transnacionales, que compran conciencias para obtener cambios en la vocación de los suelos fértiles, en aras de producciones destructivas del medio ambiente, la flora y la fauna regionales; y el Sector Popular, que agrupa a trabajadores de las dependencias oficiales, cuenta con líderes disciplinados que disfrutan de prebendas y por ello están tranquilos con el statu quo en medio de sus canonjías, acceso a puestos públicos y atenciones especiales de los gobiernos. Este sector también agrupa organismos sociales, deportivos, juveniles, de beneficencia, etc.  Actualmente, éste último está tan disperso que precisamente es él, por manejarse en zonas urbanas, el que recibe directamente las insatisfacciones populares ante los bajos salarios, la violencia creciente, los problemas escolares, las fallas en impartición de justicia y los aumentos en alimentos, transporte, servicios, gas, etc. Muchísimos votantes están sin empleo, o son paracaidistas en los cinturones de miseria de las ciudades grandes y medianas o pequeñas.

¿Logrará convencer la dirigencia tricolor con estas, sus aparatosas y magnificadas reuniones temáticas, que está reconociendo su mea culpa en un acto de contrición y propósitos de enmienda?

La insatisfacción popular está presente y crece todos los días. Las palabras, especialmente las que surgen de grupos políticos y gubernamentales, ya no convencen y la sociedad está en espera de acciones, hechos, compromisos formales, así como cambios trascendentes, acciones firmes.

Basta de palabras hermosas y paños tibios. Se exigen acciones decisivas y permanentes.

El pueblo mexicano y los votantes del año por venir ya no viven de promesas.

No bastan las buenas intenciones.

Exige realidades.

Es tiempo de hechos, no de palabras.

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