Octubre 2, 1968: No se olvida

By on octubre 4, 2018

Editorial

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A cincuenta años de los trágicos acontecimientos, la sociedad mexicana rememora en toda su magnitud, expone datos desconocidos y se conduele por el dolor conscientemente causado a una población demandante de respeto, resultados y soluciones a un régimen presidencial prepotente que optó por una masacre en lugar de aceptar un dialogo.

Una juventud en ebullición intelectual, un mundo convulsionado, movimientos revolucionarios de otros países también en crisis internas, se unieron para fijar sus posiciones, ideas, propuestas en diálogos abiertos, y en foros como el considerado para la Plaza de las Tres Culturas,en Tlatelolco.

México, a unas semanas de las Olimpiadas, era un sitio que movimientos propios de nuestro país había considerado oportuno para presionar al régimen y obtener respuestas adecuadas. Universitarios, obreros, clasemedieros, maestros, entre otros grupos, propugnaban por mejoría a su status educativo o laboral, a sus condiciones de vida; hallaron o creyeron hallar una oportunidad y sitio adecuado para elevar sus voces.

Bien sabemos ahora que la respuesta de un régimen y un sistema gubernamental cuestionado por la violencia fue la represión.

A cincuenta años de los hechos es difícil comprender la totalidad de los sucesos, su magnitud, los tristes resultados.

Todavía ahora, a cincuenta años, no se puede hablar con cifras exactas, nombres de masacrados, destino oficial de los muertos, detalles del plan, responsables del diseño de la operación militar, la totalidad de jefes al mando y todos aquellos funcionarios que breves días antes habían acordado dar respuesta armada a los manifestantes.

La sincronía de francotiradores, el guante blanco, las bengalas desde helicópteros y el cierre total de accesos entraña la participación de mandos civiles y militares coordinados. Es significativo que el capellán de la iglesia acudiera a cerrar puertas y ventanas, sacando del templo a todos quienes cumplían con su habitual costumbre cristiana, mucho tiempo antes de que comenzara el ataque armado a los asistentes al mitin.

Resultados históricos: centenares de muertos, profusa sangre en la plaza, censura histórica y obligada atención a problemas nacionales.

Unos veinticinco años después, la política mexicana consumó el asesinato del candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Y las investigaciones, hasta la fecha, aún no convencen…

 

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