Ocho días después

By on julio 13, 2018

Editorial

Editorial 28 2018_1

…la vida continúa

El sismo electoral del pasado domingo 1° de julio será referencia histórica del hartazgo de un pueblo noble ante los abusos, la injusticia, la corrupción, la pobreza, el saqueo del erario público, el desacato a las leyes, la impunidad y el alto grado de violencia que han dejado su profunda huella en los últimos años.

A punto de perder la ilusión de tener una vida y convivencia más justas y humanas, la ciudadanía nacional dejó saber, en cada uno de las decenas de millones de votos de rechazo, sus ansias de vivir en un país y un medio más equilibrado, justo y honesto. Su mensaje fue terminante: ¡¡HASTA AQUÍ!!

Los votos con tal intención que atiborraron las urnas dijeron fuerte y claro “¡Ya basta!” a los mediadores de la vida social, no dejándoles más salida que un recuento formal, ante la vigilante mirada de millones de ojos puestos en cada sección electoral, pendientes de los resultados minuto a minuto.

Tal como ocurrió en los dos siglos anteriores, en las primeras décadas acontecen estos movimientos de conciencias. Tal ocurrió en 1810, en 1910, y ahora en 2018, antes con casos de sangre derramada de los mexicanos, ahora con decisiones inquebrantables, surgidas de una conciencia social despierta y participativa en el mayor evento electoral de todos los siglos precedentes.

Surgen ahora nuevos liderazgos, se exponen razones, se analizan acciones, y se pone a juicio y criterio de la opinión pública el proyecto de trabajo y actividades de un nuevo gobernante que, después de arduas y consistentes batallas fallidas en dos elecciones anteriores, accede a la primera magistratura del país, anunciando y poniendo a consideración de la opinión pública los razonados nombres y titularidades anticipadas de lo que será su equipo de gobierno, área por área. Transparencia desde sus inicios.

Los poderes ocultos del antiguo sistema político, los integrantes de la bien calificada “mafia del poder”, están posiblemente evaluando la situación y registrando el control de daños para reorganizarse posiblemente en lo que ahora sería una vigilancia popular continua, limitante de sus posibles acciones de reagrupamiento y agresión hacia los nuevos cuadros del Senado de la República y el Congreso de la Unión, así como de otras instancias donde ya se han incorporado funcionarios del relevo sexenal a los comités de entrega-recepción integrados.

Existen muchas esperanzas depositadas en el nuevo gobierno de la República, y de los funcionarios surgidos del partido ganador, en gubernaturas, alcaldías, congresos estatales, etc.

Hay serenidad en la población, pero el estado de alerta continúa.

No puede hablarse de aguas tranquilas porque aún persisten zonas de conflictos, pocos si se quiere, pero significativos por su resistencia a un cambio brusco en el statu quo nacional.

Un nuevo camino para México ya está trazado y millones de votantes aguardan con esperanza firme el momento de recomenzar su construcción en ruta hacia un destino promisorio.

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