Meg – Steve Alten

By on marzo 30, 2017

Libros

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Meg – Steve Alten

Escrita originalmente por Steve Alten en 1996, en sus ratos libres y durante los fines de semana, Meg le ha permitido a su autor dedicarse desde ese entonces a lo que finalmente se ha convertido en su profesión: escribir. A pesar de poseer una maestría y hasta un doctorado, Steve Alten no la tuvo fácil: para pagar los honorarios del editor de la novela, tuvo que vender su coche, envió su manuscrito a ver si le interesaba a alguna editorial, y el 13 de septiembre de 1996 perdió su empleo como gerente de planta. Providencialmente, cuatro días después recibió una oferta de la editorial Bantam, acompañada por un jugoso cheque para escribir dos libros, y el resto es historia.

A Steve Alten lo conocí como autor al leer el primer libro de la que fue llamada su Trilogía MayaEl Testamento Maya, La Resurrección Maya, y Apocalipsis Maya –, con lo que oficialmente comencé a seguir su trayectoria como autor, agregando a mi biblioteca al menos otras seis obras suyas a lo largo de estos años; además me suscribí a su boletín mensual de noticias, por medio del cual me enteré de que se enfermó de Parkinson después de escribir una obra que le exigió mucho. Sin embargo, como me ha sucedido con infinidad de músicos y escritores, me era importante regresar a las raíces, y por eso decidí hacerme de una copia de Meg.

Un rasgo característico de Alten es la riqueza de detalles y de descripciones en sus libros, fruto de un amplio de investigación en los temas que ha elegido para sus obras, pintando escenas que nos resultan muy fáciles proyectar en nuestra imaginación. Este, para mí, es el sello de un buen escritor.

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En el inicio de su opera prima, Alten nos presenta a Jonas Taylor, un oficial naval especializado en navegación submarina a gran profundidad, que lleva a dos investigadores en un batiscafo habilitado con equipos de alta tecnología para investigar el subsuelo de la Fosa de las Marianas, la más profunda fosa oceánica conocida y el lugar más profundo de la corteza terrestre. Física y mentalmente agotado después de dos inmersiones en menos de cuatro días (cuando supuestamente debiera descansar al menos dos días entre cada inmersión), le es ordenado sumergirse una tercera vez. El cansancio lo toma por completo y, de repente, ve pasar por la periferia de su visión una fantasmal figura gris de gran tamaño que lo sobresalta, emprendiendo entonces una maniobra de rápido retorno a la superficie. Ese fue su primer vistazo de Meg que, por cierto, es el apodo que asigna el autor a un megalodon carcharias, el tatarabuelo de los tiburones blancos, de seis a diez veces mayor tamaño y sensibilidad que los carcharodon carcarias, los tiburones blancos.

La intempestiva maniobra cobra la vida de los dos científicos, y el oficial a cargo de la expedición se encarga de echarle la culpa a Jonas por ello, diciéndole que fue su imaginación la que lo hizo actuar así, evadiendo su responsabilidad al ordenarle sumergirse por tercera vez. Jonas es internado en una institución psiquiátrica, y deshonrosamente despedido de la Marina. Intrigado por lo que vio, se dedica a la paleontología, y pronto se vuelve una eminencia en el campo.

Como el lector se puede imaginar, Jonas y Meg tendrán mucho que ver y compartir a lo largo de este primer libro, que posteriormente Steve Alten convertiría en una saga que totaliza ocho libros. No con el mismo Meg de protagonista, aclaro, pero sí con la misma raza de super tiburones.

A finales del año pasado, Alten compartió con nosotros su alegría porque finalmente un estudio cinematográfico había adquirido los derechos de Meg para adaptar la historia a un largometraje en el que el actor Jason Statham tomará el rol de Jason Taylor. La película está en proceso de filmación y su estreno está planeado para el 2018.

Mientras eso sucede, les invito a leer Meg y, como en 1974 con Tiburón de Peter Benchley – que luego veríamos en la pantalla gracias a un jovencísimo Steven Spielberg –, aprecien las imágenes mentales de lo que es capaz de hacer un animal inteligente con tal de sobrevivir. Estoy seguro de que su interés aumentará.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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