Leyendas de los Mayas de Quintana Roo (VII)

By on junio 21, 2018

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VII

EL NOVIO DE LA XTABAY

Continuación…

Poco a poco, en las rancherías circunvecinas fue divulgándose la noticia de que un monstruo desenterraba cadáveres para comérselos por lo que, después de varias macabras comprobaciones, una junta de vecinos, presidida por el JMEN, acordó que se diese aviso en cuanto ocurriera cualquier sepelio.

A los pocos días, falleció otra persona y por la noche, después del entierro, los hombres, armados cada uno con su respectiva escopeta de recarga, fueron a montar guardia a las puertas del camposanto.

A eso de la media noche, un enorme animal saltó la barda del cementerio y, olfateando, llegó hasta la tumba recientemente ocupada; luego, valiéndose de patas y cuernos, dejó al descubierto los despojos; mas cuando se disponía a mutilar el cadáver a mordiscos, sonó una descarga cerrada, y con ayuda de lámparas, de cacería los hombres apreciaron mejor a la bestia de descomunales cuernos, que de un salto ganó la salida y huyó velozmente.

Los hombres se precipitaron hacia el lugar donde había estado el engendro y, al no hallar huellas de sangre, uno de los más viejos comentó: “Ese engendro del mal pertenece al diablo; para que puedan hacer blanco los proyectiles es necesario que rayen sus balas con una cruz.”

Varios meses pasaron hasta que ocurrió otra defunción. Pero esta vez, los pobladores que acudieron a vigilar el cementerio tomaron además otra prevención. Varios de ellos se instalaron en árboles estratégicamente elegidos en el probable camino que podría recorrer el animal, con instrucciones de avisar con silbidos su llegada.

Las medidas adoptadas esta vez produjeron resultados más satisfactorios. Cuando sonó la descarga unificada de todas las armas, la bestia, impactada, se reviró y cayó violentamente cerca de las puertas del camposanto; aunque logró reponerse para escapar de nuevo, los vigías en los árboles pudieron ubicar aproximadamente hacia dónde se revolcaba en su fuga, mientras que otros se acercaban al lugar donde cayó el animal, donde descubrieron un charco de sangre. Mas como era ya más de media noche, optaron todos por retirarse para volver temprano e investigar qué suerte corrió la bestia herida.

A la mañana siguiente, unas hierbas manchadas con sangre, que un vecino descubrió poco después de iniciar la búsqueda, pusieron a los hombres en seguimiento de un rastro durante casi todo el día, en medio de la selva, hasta llegar a la puerta de una casa junto a un angosto camino.

Después de algunos titubeos, el más viejo de los hombres tocó a la puerta, la cual abrió casi de inmediato un hombre que suplicaba silencio porque su hijo había llegado en la madrugada, herido en un accidente de trabajo.

Sin embargo, el dueño de la casa fue conminado a franquear la entrada por uno de los buscadores quien le dijo: “Mentira, hombre. Tu hijo habla con el diablo porque todos los días, a medianoche, se convierte en un chivo infernal que anda robando carne de hombres muertos.”

Al parecer, el animal herido pudo transformarse de nuevo en ser humano y así llegar a la casa sin despertar sospechas, pues padre e hijo eran inocentes de los hechos: uno por ignorar las macabras andanzas de su vástago, y éste por actuar fuera de sus cabales.

Sin embargo, al entrar en la casa de los vecinos sintieron un hedor que ni los padres del muchacho podían explicar, por lo que se pusieron a registrar la casa, hasta que encontraron una bolsa que contenía carne en descomposición. En ese momento oyeron quejarse al herido y todos se acercaron a él para exigirle la verdad de cuanto acontecía, a lo que el muchacho respondió:

“Mis padres nada saben; sólo recuerdo a una linda mujer con larga cabellera y muy bonito vestido, a quien le dije llevar su comida con carne que le tomo a los hombres muertos…”

Luego continuó: “Vi también que sus pies no eran igual a los nuestros, uno era como los del chivo y otro como los de pavo…” Mientras esto iba relatando el joven, se fue transformando en un robusto macho cabrío, cubierto con pelos y dos cuernos.

Sin poder soportar más aquella espeluznante transmutación ante sus ojos, temblando aterrorizados, todos salieron atropelladamente de la casa, mientras las lúgubres notas del Xoch, pájaro de mal agüero, indicaban que la noche ya les había sorprendido, por lo que decidieron incendiar la casa.

Poco tardó en levantarse una enorme hoguera. Mas, de improviso, ante las miradas cada vez más aterrorizadas de los vecinos, en medio de las lenguas de fuego se vio surgir abrazada a la pareja de enamorados, almas infernales, mientras la XTABAY iniciaba su tétrico llanto: AAAAAYYYYY… mi querido amorcito, te llevaré ante mi amo Satanás y allí, entre el fuego, viviremos felices como te prometí… AAAAAYYYYY… Tu alma ya nos pertenece… AAAAAYYYYY…

A lo lejos se dejaron oír el aullido de los perros y el canto del XOCH, presagios de MUERTE.

Prof. Eduardo Medina Loría

Continuará la próxima semana…

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