Las Campanas Mudas

By on abril 26, 2019

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XCIII

LAS CAMPANAS MUDAS

Con alhajas de pálidas princesas

y ricas cortesanas,

alegres y traviesas,

se hicieron las campanas;

las gárrulas campanas de mi ciudad nativa,

que conmigo cantaron

y conmigo lloraron

al caer de la tarde pensativa.

También dieron los pobres

y también los vencidos,

cadencias a sus cobres,

temblor en sus gemidos.

Fundióse en los crisoles

con cetros y coronas de monarcas,

las armas que brillaban como soles

y las joyas dormidas en las arcas.

Les dieron los cañones

el trueno retumbante de sus sones

y sus notas triunfales los clarines

que anunciaron por todos los confines,

la gloria de esforzados paladines.

Por eso hay en sus notas,

de rica fantasía,

inquietudes remotas

de amor

y de dolor

y de alegría.

Encarnan al vibrar, toda la vida:

¡Las penas, los placeres…

son almas de mujeres!

Novias que lloran la ilusión perdida

o tejen de ilusión un grato ensueño;

madres que rezan en continuo empeño,

de amparar el ausente que la olvida…

Nacieron para amar ¡pues son mujeres!

Nacieron para orar ¡pues son cristianas!

Para amar,

para orar

y llorar

y cantar

amorosas, dolientes y bélicas campanas…!

X  X  X

Pero un día callaron las campanas

la efusiva explosión de sus sonidos

que cual aves heladas en sus nidos

no volaron ya más por las mañanas.

Las bocas que llenaron de armonías

las cambiantes moléculas del viento,

rodaron ultrajadas y vacías

por el duro pavimento.

¡Bárbaras manos rudas

a mis campanas las dejaron mudas!

X  X  X

¡Campanas! Desde niño

las oía con cariño…

Por ellas aprendí los grandes días

y los días de luto y de congoja,

y encendieron en mí la flama roja

de mis ensueños y mis fantasías.

Campanero ¡oh viejo campanero!

Yo te oí mañanero

repicar,

y te vi en el crepúsculo

en la alta torre minúsculo,

tocar,

las dichas y las penas el primero

anunciar…

Campanero ¡oh viejo campanero!,

Quiero escuchar de nuevo tu cantar.

X  X  X

Hoy, el tiempo ha colgado su vetusta

lágrima en la torre adusta,

la araña ha bordado sus encajes

de puntos suspensivos,

de una a otra pared semiderruidas,

y de los búhos, de tétricos plumajes

y de ojos pensativos,

hicieron en la torre sus guaridas…

X  X  X

Campanero que hoy tocas las campanas

en la gloria del Justo;

baja a la tierra para darme gusto

y desgrana las perlas de tus dianas

a la luz del amor y la verdad.

¡Toca, toca, oh viejo campanero!

¡Toca, toca, como un genio agorero,

las campanas de mi vieja ciudad!

1928

Alfredo Aguilar Alfaro

Continuará la próxima semana…

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