La Retreta, Una hermosa tradición musical cubana

By on abril 4, 2019

Atisbando Cuba

Retreta_1

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

En mis constantes visitas a la capital cubana desde la mitad del siglo anterior, asistir a la Retreta era una hermosa tradición musical con más de dos siglos de antigüedad, que han venido perdiendo y olvidando las antiguas generaciones de habaneros.

Ya en los años noventa del siglo pasado, mi acercamiento al movimiento cultural y artístico de la isla me permitió conocer a personalidades del ámbito musical que en esos momentos -1990- me tendieron su mano artística para abrevar de sus conocimientos. Entre ellos el Dr. José Loyola Fernández, Vicepresidente Primero de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y presidente del Festival Internacional “Boleros de Oro” hasta la fecha; la pianista Alicia Perea, que dirigía el Instituto Cubano de la Música; el Lic. Jesús Gómez Cairo, Director del Centro de Difusión e Investigación de la Música Cubana “Odilio Urfé”, ahora Director del Museo Nacional de la Música de Cuba; las musicólogas Alicia Valdés Cantero, Tomara Sevila y Tamara Martín, reconocidas escritoras e investigadoras musicales; Israel Martínez Zapata, Presidente fundador de la Asociación Nacional de Tríos de Cuba, promotor del Festival Internacional “Cantares de América” en Guantánamo; la Musicóloga María teresa Linares y su esposo Urgeliers León; el escritor Ángel Augier, gran biógrafo de Nicolás Guillen y presidente fundador de la Fundación que lleva el nombre del Poeta Nacional cubano que ahora preside el nieto de Guillén, Nicolás Rodríguez Guillén que, junto a su Secretario, el Lic. Humberto Rodríguez Manso, me concedió la representación de la Fundación “Nicolás Guillén” en México –al poeta nacional lo conocimos algunos miembros de la APEY, Asociación Periodística Estudiantil Yucateca– cuando, en sus dos visitas a Mérida, dio clases en la cafetería del teatro Peón Conteras a algunos incipientes en el trabajo de las letras y ahora profesionales de las mismas como Luis Alvarado Alonzo, José Adonay Cetina Sierra, Juan José Morales Barbosa, Luis Felipe Ortiz Martínez, Carlos Duarte Moreno Montes de Oca y el que escribe, entre otros; al maestro de coros, compositor y arreglista de Música Coral Lino Conteras, y a dilectos directores de la cultura cubana en las provincias de Guantánamo y San Antonio de Los Baños: Carlos Hernández y Lázaro Martínez, respectivamente, junto con muchos más.

Para que quede registrado como vivencia histórica de mi segunda Patria, Cuba, estando con ellos surgió mi amistad con el Maestro Eduardo Ramos “Ramitos”, Director de la Banda Sinfónica de Cuba, a quien van mis saludos hasta el plano astral en que se encuentre. Con él, Loyola, Ramoncito Rodríguez y Humberto Rodríguez Manso, en sus conversatorios me permitieron acercarme más a la cultura y tradición cubana.

Así con este preámbulo, va algo de la trasmisión de los recuerdos de Eduardo Ramos –guanabacoense distinguido– y, de los conocimientos históricos de José Antonio Michelena, entraremos a la memoria musical de las retretas en La Habana.

En las tardes de los viernes, en Cuba, una orquesta sinfónica ejecuta un concierto frente al Palacio de los Capitanes Generales, en la Plaza de Armas; hermosa costumbre que recuerda una tradición instalada en La Habana dos siglos atrás. Aunque aquella era en la noche, a la caída de la tarde comenzaban los paseos en La Habana.

Hombres y mujeres recorrían el Paseo de Isabel II (uno de los numerosos nombres que ha tomado el Paseo del Prado), para tomar la brisa o acogerse al amparo de sus frondosos árboles. Algunos recorrían la ruta llevados por volantas y quitrines, mientras otros preferían la caminata.

Palacio de Gobierno. Dibujo de Samuel Hazard.

Palacio de Gobierno. Dibujo de Samuel Hazard.

Era el tiempo que precedía a un rito que los hacía tomar por la calle del Obispo, o por O´Reilly, u otras de las paralelas, para converger un poco antes de las ocho en la Plaza de Armas, el sitio más concurrido a esa hora en la ciudad, porque todas las noches una de las bandas militares de la guarnición ofrecía un concierto.

Antes de su inicio, los carruajes que transportaban a las damas daban vueltas alrededor de la plaza para llamar la atención de los galanes, mientras los caballeros las observaban, o las cortejaban cuando se detenían los caballos, o cuando bajaban las féminas de los coches para el paseo que antecedía al concierto.

Para ese entonces, el piquete de un regimiento, compuesto de un sargento y varios soldados, seguidos de una banda de música, había marchado a través del parque y permanecía estacionado en actitud de descanso, hasta que un redoble de tambor daba la señal de atención en espera del cañonazo del Morro, a las ocho en punto.

Las mujeres paseadas en carruajes. Dibujo de Samuel Hazard.

Las mujeres paseadas en carruajes. Dibujo de Samuel Hazard.

Para esa hora, ya una buena parte de los asistentes se había acomodado en las sillas que situaban muy cerca de la banda. Inmediatamente comenzaba el concierto, al tiempo que la guardia asumía la posición de “firmes” durante la ejecución de las piezas – fragmentos de óperas, generalmente- y de “descanso” en los intervalos musicales.

A las nueve, las cornetas y tambores de los cuarteles tocaban “a retreta” y la banda, con la guardia, marchaba para situarse frente a la puerta del palacio. Allí ofrecían la última pieza, especialmente dedicada al capitán general. Terminado el concierto, la tropa se dirigía a su cuartel, mientras tocaba una marcha alegre.

La retreta ha terminado, pero la vida continúa ahora en otros sitios.

Los cafés al aire libre reciben a los paseantes para degustar helados, refrescos y licores si es verano, o tal vez café o chocolate, si no hay calor. Esta era una forma distinguida y diferente de pasar la noche en Cuba.

Todo lo que involucraba asistir a una noche de retreta era único y sensacional: los carruajes que paseaban a las mujeres, los militares y sus uniformes, las luces que hacían notar su presencia en el espectáculo, las diferentes personas que engalanaban con su presencia; todo contribuía a que esta fuera una noche agradable y recordada.

Este era uno de los acontecimientos que sucedían en Cuba para la época, evento honrado y reconocido a través de la historia, con perfecto detalle para ser recordado por las diferentes generaciones que la puedan y quieran conocer.

Con estos recuerdos, rememoro alguna de las tradiciones cubanas que se han perdido en esa ínsula, así como en nuestra blanca Mérida: en la Plaza Grande, en su quiosco central, se efectuaba la retreta que conocieron mis abuelos y padres, que hoy solo podemos ver en ilustraciones y grabados de la época, o en pinturas como las de Mario Trejo, que plasmó elementos tradicionales de nuestra ciudad en su obra visual.

Abur.

Retreta_4

Fuente

https://www.todocuba.org/la-retreta-la-hermosa-tradicion-musical-con-mas-de-dos-siglos-de-existencia-que-hemos-perdido-los-habaneros/

Archivo AHGA

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.