La Puerta (VII)

By on diciembre 14, 2017

PUERTA_VII

VII

La guerrilla

En una casa del rumbo del tradicional rumbo de Santiago, en la capital yucateca, se reunieron tres importantes personajes, cada uno de ellos líder de la resistencia de las respectivas Méridas. Balam fue el anfitrión de Bolívar, recién llegado de Venezuela, y de la ibérica Augusta.

Para los integrantes de la resistencia, el origen de aquellas tres puertas tenía una explicación milenaria, una profecía señalada en los códices más antiguos cuyos últimos ejemplares fueron destruidos en Maní, Yucatán, el 12 de julio de 1562 por el obispo Diego de Landa. O al menos así se creía hasta entonces, porque en aquella junta fue revelada información de la transcripción de uno de esos códices, proveniente de un antiguo papiro oculto por décadas en las catatumbas ocultas debajo de la concatedral de Santa María, La Mayor.

Los tres caudillos y sus respectivos asesores discutieron acerca de las medidas de control que sobre las tres puertas habían ejercido de manera inmediata los oligarcas del mundo. También de las calamidades que estos poderosos dejarían caer sobre la Humanidad de llegar a entender cómo usarlas, principalmente de las consecuencias de sus decisiones a la luz de la evidencia histórica de sus actos: siempre en contra del equilibrio ancestral, el equilibrio cósmico, el esotérico, de todo aquello que nos une y define como seres vivos, seres mágicos, seres místicos. Todos uno, uno en todos.

El yucateco, el venezolano y la española sabían que dejar en manos de los amos del planeta la posibilidad de controlar las puertas podría significar el fin de la humanidad entera, de todas las especies, de la vida en el planeta.

“La profecía del sagrado códice es clara en el acontecimiento y las fechas” –afirmó Augusta, quien desplegó un plano con el resumen de sus estudios. “Estas puertas están en este plano con un propósito muy importante. Ustedes, como yo, son descendientes de familias que por generaciones han esperado para realizar esta fundamental labor ancestral: ser los cerrajeros de las tres puertas en el momento preciso en el que todos los universos y dimensiones se conectan.”

Balam asintió con la cabeza para complementar el punto: “El códice describe con exactitud la fecha de aparición de cada una de las puertas; también dice cuanto tiempo permanecerán aquí. También, por supuesto, y como todos los aquí presentes saben, explica qué debemos hacer cada uno de nosotros para mantener la conexión cósmica.”

Bolívar concluyó el resumen compartido con otros interesantes datos: “El problema es que, aunque sabemos la fecha de conexión y dónde debemos estar cada uno, debemos evitar ser eliminados por los todopoderosos amos del planeta, quienes cuentan con todo un arsenal para evitar que cumplamos con esta sagrada misión.”

Augusta sacó de su bolsa otro plano, lo extendió sobre la mesa y señaló a sus hermanos rebeldes otros aspectos importantes. “El segundo códice advertía de los enemigos que interferirán con toda su furia contra nosotros y la manera de eliminarlos… Lamentablemente, más de la mitad estaba roto, así que toda aquella información vital que pudiera darnos alguna ventaja se perdió para siempre.”

Balam colocó su laptop en el centro de la mesa y los invitó a acercarse para señalarles información que un espía, miembro de la resistencia, le había proporcionado recientemente. “Somos los únicos que sabemos realmente por qué están aquí las puertas, pero ya hay otros que buscan respuestas, mentes brillantes, científicos, doctores, investigadores… Todos ellos presionados por el general Collins.”

Por su pantalla fueron desfilando las fotografías y archivos personales de Chuck Thompson, Yuri Plancarte, el doctor Wolfgang Schenker, Mike Fontanot, la doctora Vanessa Mukari y la agente Vera Thompson.

Bolívar sentenció: “Debemos tomar una decisión; estas no necesariamente son malas personas, pero pronto encontrarán respuestas y podrían interferir en nuestra misión. Nada es más importante que nuestra labor. ¿Debemos eliminarlos antes de proceder?

“No será fácil: los amos los utilizan y protegen con todo el poder a su alcance”’ –dijo Augusta.

Balam atrajo de nuevo la atención del grupo a la parte más importante.

“¿Les parece bien que cotejemos informes para determinar con precisión dónde será el enroque de los ‘multiversos’?”

“Otro detalle que seguramente estaba en la parte destruida del segundo códice. ¡Joder! Apuesto que el lugar exacto será en el centro del triángulo que conforman las tres puertas” –dijo Augusta, poniendo sobre la mesa del comedor un puñado de unidades de memoria extraíble.

Alpaso

riczeppelin@gmail.com

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