La Plaga de Langosta arrasa

By on junio 8, 2017

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XXII

La Plaga de Langosta arrasa

Escuchamos los relatos de nuestro testigo presencial, el extinto Don Nico Dzul, que nos explicaba cómo fue nuestra situación cuando nuestro Dios castiga con elementos de la naturaleza. En aquella ocasión, nuestras milpas estaban a punto de espigar cuando fueron arrasadas por una inmensa plaga de langostas; no es posible creer: se cubría hasta el sol con su sombra; después de su paso, el terrible acrídido dejó completamente asoladas las milpas, los campos, los henequenales y cuantas plantas lucían su verdor. Se puede decir que los hijos de henequén fueron devorados hasta sus raíces. La langosta, a su paso, no dejó nada más que la tierra y las piedras.

Ante este lamentable panorama de destrucción y estado de ruinas, los humildes milperos, con lágrimas de su corazón, lloraron la gran pérdida de sus trabajos de varios meses.

A consecuencia de todo, de las cuantiosas pérdidas que ocasionó la langosta en la mayor parte de nuestro Estado, tuvimos que resignarnos para sufrir la crisis de hambre. Los que tenían reserva de maíz en sus trojes, tuvieron que guardar para que así de poco en poco vayan comiendo con su familia. La mayor parte de la gente tenía que salir a indagar en un lugar para conseguir algo, siquiera un poquito de atole para sus hijos. Dícese que algunos tenían que recoger del suelo el fruto de ramón, lo lavaban, lo sancochaban, lo revolvían con el meollo del tronco del bonete y así utilizaban para aumentar o rendir la masa del poco maíz que hayan encontrado; en esta forma podían hacer algunos penchuques o pimitos, con sal y chile. Todo esto se sufrió en el período de Don Box Pato. En el siguiente período, entró a la presidencia de la República el C. Don Abelardo L. Rodríguez.

Siguen los Aspectos Políticos en Nuestra Historia

El siguiente período entró en la presidencia de la República el C. Don Abelardo L. Rodríguez; septiembre de 1932 a noviembre de 1934 su iniciada labor, intensificó el reparto de tierras, creó el Departamento Agrario y expidió la Ley del Salario Mínimo, y la nueva Ley del Registro Civil; el 29 de abril de 1933 se restableció el Principio Constitucional de la No Reelección Absoluta.

En los años de 1934 a 1935, terminando el período del Prof. Bartolomé García Correa, entró a gobernar el Estado el C. Don Humberto Canto Echeverría (alias Pich Canto). Valeroso jefe de un pueblo heroico, la administración de este gobernante no tardó. Él había anticipado en un discurso en la Casa del Pueblo, que los indios de Yucatán tenían que volver a dejarlos sin ropa.

El pueblo maya de Yucatán, unidos con la Federación Estudiantil, se movieron como las avispas, Pich Canto fue boicoteado por la chusma estudiantil, y se armó una balacera el 2 de julio del mismo año de 1934. Como consecuencia de estos desmanes, perdió la vida un joven estudiante que en vida se llamó Manuel Mendicuti Navarrete, que fue escribiente en la oficina del propietario de la hacienda Too, C. Don Alfredo Molina Castilla. Este gobierno fue sustituido por un Gobierno interino, de C. Don César Alayola Barrera, quien intervino para calmar la situación.

Es cuando en Yucatán empezó a restablecerse, poniendo de su parte, un Régimen Democrático y Social.

Volvemos nuevamente a nuestro terruño para informarnos de la situación y de los sentimientos del señor Molina Castilla por haber perdido a su joven empleado, que era el que llevaba la contabilidad de todos los trabajos de las tres fincas henequeneras que eran San Antonio Too, la Hda. Tekat, Municipio de Mocochá y la K-anca-Ch-eem Molina en Tixkokob, Yucatán.

En la hacienda Too, durante el período del gobierno de Don Pich-Canto, no se había normalizado la situación: era muy precaria y los trabajos en el campo del henequén eran muy limitados porque la fibra del henequén, casi no se compraba. El amo de la hacienda ayudaba con tres días de trabajo, y el resto, cada quien buscaba algo para hacer en su milpa. Pero fue todo inútil porque, desgraciadamente, era el mismo año que las milpas no se lograron por el paso de la langosta y, para ello, las familias tenían que labrar sus tierras y sembrar sus hortalizas; otras se internaban en los montes a buscar iguanas para sus alimentos y nuestra situación seguía siendo muy apremiante.

Venancio Narváez Ek

Continuará la próxima semana…

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