La Persona del Sueño (VI)

By on abril 4, 2019

Los huecus

Los huecos que permanecieron en los cuerpos de Ehuejcus, fueron heredándose de generación en generación. Cada nuevo Ehuejcu nacía más pequeño y con más huecos. Ellos se divertían, claro, porque podían colocar en sus huecos los objetos que les gustaban: semillas, flores, llaves, pasas, granos de café, cerillos, manecillas de reloj y todo lo que les pudiera caber.

Pero imagínate: si los Ehuejcus se hacían más pequeños y al mismo tiempo les salían más huecos en sus cuerpos, llegó un momento en el que sus cuerpos se hicieron muchísimo más pequeños, y sus huecos muchísimo más grandes, transformándose por fin en huecus, algo que nuestros ojos no pueden ver, pero de alguna forma ahí están. En todo lo vacío, en todo lugar donde hay un hueco, ahora es donde viven ellos, imperceptibles a las lanzas, piedras, cerbatanas o jaulas de los primeros y los últimos humanos.

Los Ehuejcu ahí están sin ser vistos, como huecus. Nunca los conocí, nunca los vi, pero a veces siento que los extraño.

manufac2014 014

La persona del sueño

Primera parte. La voluntad

Un sastre y su amigo unicornio viajando en un barco – ¡Ayudando al amigo sastre! ¡Qué desastre! – Cuando los Ehuejcu se volvieron huecus – Los huecus de los Ehuejcu – Los huecus – Detectives por la mañana – Detectives por la tarde – Detectives por la noche – Polillita roja – El señor del monte – La persona del sueño sigue por aquí – El abuelo Genaro – Libélula y el nieto – El hechizo de borrar tu nombre – El viaje de la princesa – El libro de los nombres – El recuerdo de la princesa

Escrito e ilustrado por Rubén Camilo Solís Pacheco

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.