Inéditos y Extraviados, de Ignacio Padilla

By on enero 4, 2019

Libros

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Desde el breve prólogo, Ignacio Padilla se encarga de explicarnos en qué consisten sus textos y, a la vez, de dónde surgió el título de este breve, pero interesante, libro de Océano, bajo su colección Hotel de las Letras: Inéditos y Extraviados.

Primero, pues en el momento en que los leamos, sus textos dejan de ser inéditos, y también dejan de ser extravíos. Se refiere entonces a que es una colección de textos breves, que estuvieron mucho tiempo desperdigados, y que rescató y consolidó para conformar esta obra.

No había leído a Padilla, quien nació en 1968 en la Ciudad de México y en las alforjas carga varios premios literarios otorgados en nuestro país, una maestría en Lenguas Inglesas de la Universidad de Edimburgo, y un doctorado en Filología por la Universidad de Salamanca; ahora que lo he hecho, el libro con el que lo he conocido me invita a, cuando encuentre otra de sus obras (se le reconoce por sus novelas y cuentos), seguirlo leyendo. Penosamente, Ignacio Padilla falleció en agosto del 2016, en un accidente automovilístico.

En Inéditos y Extraviados tenemos una serie de argumentos que el autor califica de cinematográficos, en la frontera entre los cuentos y las novelas, que incluso acaso le sirvieron para desarrollar con mayor extensión en otros trabajos, y que ahora ven la luz (ese “ahora” en realidad alude al 2016, cuando fue publicado el libro), en dos secciones: la primera llamada “Todos los Trenes”, con 25 relatos, y la segunda, titulada “Extravío de lo volátil”, contiene otros tres, con una mayor extensión que los 25 relatos precedentes.

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El género en el que caen los relatos es el fantástico –la princesa en el reino donde nadie duerme, el espadachín aburrido, el anciano coleccionista de asesinatos, la dama que atrapa a un voyeur alado, el minotauro que requiere un nuevo hogar, el caballero que descubre el lado oscuro del mundo al asomarse a una alcantarilla, el dragón que pierde sus documentos de identidad, el cadáver del gigante y los problemas que representa su disposición al alcalde, y otros personajes–, y todos ellos están escritos en un lenguaje pulcro y cuidado, con las pausas literarias en los lugares adecuados, con lo que al leerlo parece que Padilla nos está hablando al oído, algo que es de aplaudirle y alabarle.

Así pues, como mencioné al inicio, me intriga saber cómo serán sus novelas y cuentos, si estas breves historias pudieran tener una vida más larga y cómo se desarrollarían. Eso, a mi entender, es la marca de un buen escritor y, por lo tanto, me invita a leer su obra. Me da también mucho gusto que sea un compatriota quien me genere esta sensación.

Inéditos y Extraviados me ha permitido conocer a Ignacio Padilla, un buen escritor mexicano a quien continuaré leyendo, por la claridad de ideas, por la pulcritud en el estilo.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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