Despojos… ¿y aprovechamientos?

By on mayo 18, 2017

Editorial

Editorial192017_1

Despojos… ¿y aprovechamientos?

La península yucateca ha sido en fechas recientes tanto víctima del crimen organizado como de los emprendedores territoriales que promueven el despojo a los ejidatarios de su única riqueza restante: las tierras que les fueron entregadas por Ley desde hace decenas de años para hacerlas producir alimentos para consumo de sus familias, o de tipo masivo, para efectos de instalación de servicios comunitarios, vías de comunicación, etc. Jamás, según dice la ley, para convertirse en espacios de lucro, especulativos, o de cambio en la vocación de los suelos según los antecedentes históricos. Antecedentes estos de una historia que parte de las decisiones impuestas a partir de la conquista de hace siglos, cuando otras autoridades, venidas de ultramar, convirtieron a los pobladores de “seres humanos” que eran a “cosas” muebles, explotables en su fuerza de trabajo, para ser objeto de comercio y esclavitud. La venta de mayas como esclavos está documentada.

De esos tiempos a hoy se conserva el despojo promovido por especuladores territoriales, ambiciosos personajes en alianza con “autoridades” ejidales y oficiales coludidos delincuencialmente, que se suman a la corrupción por migajas de poder y morralla económica que reciben.

En Yucatán no hay oro o metales, pero existe en el territorio peninsular la máxima riqueza mundial: el agua.

Los mayas y su cultura deificaron este bien terreno. Chaac es, aun ahora, la deidad a la que los herederos de las ceremonias de petición del líquido –nuestros h’menes– invocan para que, año con año, riegue sus bondades sobre esta península, este Mayab que es tierra de “no muchos” o “tierra de escogidos.”

Hace unos días, con beneplácito oficial y toda una cauda de facilidades, se puso en servicio lo que se ha llamado la planta industrial más grande del país y una de las mayores del continente. ¿Su materia prima esencial?: El agua. Heredada de nuestra raza, aprovechada manualmente de los cenotes y aguadas, extraída luego con veletas y norias no contaminantes para producir bienes alimentarios e impulsar producción ganadera o avícola, entre otros, incluían un uso industrial moderado que tenía como destino la península y algún territorio más.

En estos momentos, los millones de litros DIARIAMENTE extraídos tienen un destino comercial, especulativo, claro que con el respaldo oficial, complacido este sector por algunos centenares de empleos directos e indirectos, sin que haya trascendido o se mencione la influencia del incremento de consumo diario en nuestra población, que en este caso de productividad se refiere a cerveza, cuando los estragos del consumo de bebidas alcohólicas ya se refleja en suicidios, violencia criminal y accidentes cotidianos en carreteras debido al consumo excesivo de bebidas alcohólicas.

¿Será el destino de nuestro pueblo la esclavitud física, la dependencia de inversiones externas, la pobreza, la enfermedad, los vicios heredados, y la corrupción que ahora despoja de sus tierras productivas a los campesinos?

Dos reflexiones sobre justicia social para culminar este editorial:

  1. El agua que consume cada yucateco se le cobra sin excepción. Así cumplen los usuarios domiciliarios. ¿Sabe usted como cubre sus consumos una macro empresa cervecera cuya materia prima es el agua?
  2. Se ha anunciado:

“Las casas del Infonavit en Yucatán serán reducidas en su tamaño para adecuarlas al financiamiento de $250,000 a pagar en 30 años”.

Dos datos contrastantes y la reflexión a cargo del lector:

Al obrero o trabajador le llevará 30 años de su vida útil pagar un crédito de su minicasa al Infonavit,

Pero…

Un alto funcionario federal o un diputado de ese nivel gana los $250,000 en tan solo un mes.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.