De la Cuna al Paredón (V)

By on abril 5, 2018

Cuna_portada

V

LA PRIMERA PRISION DE FELIPE

En el año de 1892, y si la memoria no nos es infiel, don Justiniano Carrillo compró un paraje yermo, a dos leguas de Motul, en el pueblo de Ucí. Con el propósito de fomentarlo, autorizó a su hijo Felipe Carrillo para que comenzara a comprar ganado poco a poco, en los parajitos cercanos al suyo que, en su mayoría, eran propiedad de gente sencilla, o sea, de los mismos indios. Esto proporcionó indudablemente a nuestro Felipe la ocasión de hacer más íntima amistad con los campesinos y para que se interiorizara mejor del idioma maya, a más de que le prestaba esta ocasión ser más conocido en todo el Departamento de Motul.

Para nuestro objeto tendremos que señalar un detalle interesante:

Cerca de Motul hay hasta hoy una importante finca henequenera que se llama Dzununcán, dentro de cuyos terrenos existe desde entonces, enclavado, un rancho denominado Kaxatah, con muy escasos moradores, indios todos, y dueños cada uno de ellos de ocho, diez o más piezas de ganado. Un día, se presentó Felipe en esta ranchería con el fin de comprar algunas piezas de ganado, habiéndole salido al encuentro una anciana que representaba a toda aquella comunidad y a la que llamaban cariñosamente la vieja “Xbatab”, con la que cultivó muy buena amistad, a grado tal, que en cierta ocasión la invitara a comer en casa de sus padres para que éstos la conocieran, pues le habían entusiasmado mucho los relatos de cosas antiguas que le contaba dicha señora. Así fue como los padres de este gran hombre, conocieron a su nueva amiga india, a quien le dispensaba todas las atenciones y generosidades de que hacían gala sus progenitores.

CunaV_1

Por ciertas circunstancias, llegó un momento en que los dueños de aquella finca Dzununcán tuvieron necesidad de mandar cercar todo el terreno que les correspondía, para hacer nuevas plantaciones de henequén; como consecuencias de haberse cercado estas tierras, quedó desde luego incomunicado el rancho de Kaxatah, y sus moradores ya no tenían salida para Motul ni sus animales para pastar.

Un día, Felipe sintió necesidad de conversar con aquella su distinguida amiga india, la vieja Xbatab; montó a caballo y se fue al rancho, pero ¡cuál no sería su sorpresa al encontrar que todas las entradas conocidas estaban cercadas con altas albarradas y que no había manera de comunicarse con sus habitantes!… Entonces optó por apearse y amarrar su caballo y saltar la cerca para ir a casa de la viejita. Cuando ésta le relataba sus penalidades, intempestivamente fueron reuniéndose todos los habitantes del rancho que se habían dado cuenta de la presencia del amigo Felipe a quien suplicaron que intercediera cerca de los dueños de la finca para conseguir que les permitieran abrir aunque fuese una salida para que pudieran comunicarse con Motul y sus animales pudieran salir a pastar al campo.

Felipe los oyó y les prometió satisfacerlos; pero todas sus gestiones que hizo ante los dueños de la finca resultaron infructuosas y Felipe, considerando que dichos propietarios cometían con aquel acto una tremenda injusticia, porque era tanto como encerrar a los pobres habitantes de aquel rancho en un cerco para morirse de hambre; y con pensar también, más que nada, la malévola intención de aquellos ricos, que al cerrar aquellos terrenos enclavados en los suyos lo hacían con el propósito de obligar a los indios a deshabitar la región y a venderles a un ínfimo precio el poco ganado que tenían, e indignado por aquella actitud tan dolosa, y convencido de que aquellas sencillas gentes se habían entregado a él absolutamente con fe y con cariño, los autorizó para que derrumbaran una parte de la albarrada y tuvieran salida de este modo para la ciudad y quedaran libres sus animales para ir a pastar a otros campos.

CunaV_2

No tardaron los dueños de Dzununcan en conocer esta actitud de Felipe y fue inmediatamente acusado ante el Jefe Político, primera y arbitraria autoridad de Motul, para que reparara el daño que, al parecer de ellos, ocasionó a su propiedad.

Tenemos que advertir, para conocimiento de nuestros lectores que, en aquellos ominosos tiempos, la indicación de un rico terrateniente era un mandato que ciegamente obedecían los caciques llamados Jefes Políticos, por lo que en seguida fue mandado aprehender Felipe Carrillo con la policía y llevado ante la autoridad para responder de los cargos que se le hacían.

En muy breves, pero enérgicas palabras, explicó Felipe ante la primera autoridad de Motul los motivos que lo impulsaron a tomar aquella determinación, diciéndole que consideraba inhumano encerrar en medio de cuatro albarradas a un pequeño grupo de infelices para morirse de hambre  juntamente con sus animales y que, en vista de haber agotado todas las buenas formas que usan las gentes honradas ante los dueños de las fincas, no habiendo quien los defendiera, lo había hecho él por sus propias manos.

CunaV_3

Con este motivo estuvo detenido Felipe en la Sala de Banderas del Ayuntamiento de Motul, consideración que le fue guardada en vista de ser menor de edad, pues cuando esto aconteció apenas contaba diez y ocho años.

Sabedor el padre de Felipe de lo que sucedía, entrevistó al Jefe Político sobre la prisión de su hijo, y después de que dicha autoridad le hizo mil consideraciones respecto de la conducta observada por este, le suplicó que aconsejara a su hijo que no volviera a meterse en asuntos que a él nada interesaban.

Don Justiniano contestó al Jefe Político que él era el único responsable de los actos de su hijo y que lo había autorizado para verificar aquel acto de justicia por lo que, si había alguna falta que castigar, que lo castigaran a él, pero que a su hijo lo dejaran libre.

CunaV_4

Entonces el Jefe Político optó por disponer la libertad de Felipe, pero no sin antes haber notificado severamente a ambos, previniéndolos de que en otra ocasión serían castigados sin contemplaciones de ninguna clase.

Así fue como Felipe Carrillo Puerto, a temprana edad, sufrió la primera prisión por la primera justicia que hizo a los pobres indios, por cuya noble causa habría de ser más tarde cobarde y vilmente asesinado.

Prof. Edmundo Bolio O.

Continuará la próxima semana…

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.