Crónica de un Viaje Familiar a España y Portugal (XVIII)

By on febrero 15, 2018

XVIII

César Ramón González Rosado

Santiago de Compostela

Arriba, estatuas del Apóstol Santiago y más abajo, a izquierda y derecha, dos de sus seguidores también encontrados en el mismo sepulcro.

Arriba, estatuas del Apóstol Santiago y más abajo, a izquierda y derecha, dos de sus seguidores también encontrados en el mismo sepulcro.

Carito y César frente a la Catedral.

Carito y César frente a la Catedral.

Carito recibe la bendición del “Apóstol Santiago” en el gran atrio de la Catedral: un personaje debidamente ataviado con la vestimenta del santo, a cambio de algunas monedas otorgaba “la bendición” y permitía la foto.

Carito recibe la bendición del “Apóstol Santiago” en el gran atrio de la Catedral: un personaje debidamente ataviado con la vestimenta del santo, a cambio de algunas monedas otorgaba “la bendición” y permitía la foto.

En el atrio de la Catedral.

En el atrio de la Catedral.

Otra vista de la Catedral.

Otra vista de la Catedral.

Hostal de los Reyes Católicos.

Hostal de los Reyes Católicos.

Parte del recinto Catedralicio, enfrente del templo.

Parte del recinto Catedralicio, enfrente del templo.

Poco después del recorrido exterior de la catedral, penetramos al sagrado recinto.Numerosos turistas como nosotros admiraban estupefactos lo imponente de las columnas, la grandiosidad de los retablos, y la majestuosidad del altar mayor en donde se encuentra la tumba del Apóstol.

Una maestra, con el típico acento español, llamó la atención a sus alumnos que hablaban en voz alta: “Silencio, niños, que estáis en un lugar sagrado”. Pero también a nosotros los turistas nos tocó el regaño: “Señores turistas, silencio, por favor,” indicaron los altavoces, “estáis en un lugar sagrado”. De inmediato cesaron los murmullos.

Altar Mayor y sepulcro del Apóstol Santiago.

Altar Mayor y sepulcro del Apóstol Santiago.

Altar en una de las naves y púlpito.

Altar en una de las naves y púlpito.

Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela.

Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela.

En la Escuela de Filosofía. Estatua del jurista y político compostelano Eugenio Montero Ríos en la Plaza de los Mazarelos.

En la Escuela de Filosofía. Estatua del jurista y político compostelano Eugenio Montero Ríos en la Plaza de los Mazarelos.

Por las calles de Santiago. Al fondo, hacia arriba, las torres de la Catedral.

Por las calles de Santiago. Al fondo, hacia arriba, las torres de la Catedral.

Caminando por las calles de Santiago.

Caminando por las calles de Santiago.

…Y así, caminando y caminando por las calles de Santiago de Compostela, terminamos nuestra visita a la milenaria ciudad.

En el hotel, ya por la noche, después de la comida, por la televisión local daban la noticia de que, en Pontevedra, a 45 km de Santiago, una vaca se había escapado y paseaba alegre por la ciudad. Las imágenes de la tele eran muy cómicas: los policías en su patrulla, con unos lazos de vaquero, trataban de atrapar a la vaca, lanzando sus cuerdas como en una película del viejo oeste norteamericano. Pero la vaca se defendía, corría y corría por las calles de Pontevedra. La persecución se hacía interminable, la gente reía de buena gana y más patrullas trataban de cerrarle el paso al pobre animal, hasta que por fin la acorralaron y se la llevaron presa a la comandancia de policía, en donde seguramente le impusieron una fuerte multa por perturbar la paz pública.

“No me muuuuulten, no me muuuuulten,” suplicaba la vaca…

Noticias como esta son deliciosas, y no las de los crímenes que todos los días nos recetan en México.

Y al día siguiente, después del desayuno…

CronicaXVIII_14

… continuamos el viaje por el CAMINO DE LA LENGUA CASTELLANA.

Nota: Finalizamos con este capítulo nuestra CRÓNICA DE UNA VIAJE FAMILIAR A ESPAÑA Y PORTUGAL.  No es que aquí hayamos finalizado nuestro viaje, pues continuó por el “CAMINO DE LA LENGUA CASTELLANA” –León, Salamanca, San Millán de la Cogolla, Valladolid, Ávila, Alcalá de Henares y Madrid–, crónicas publicadas en serie con anterioridad en Diario del Sureste.

FIN

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