Casquillos Negros – Diego Petersen Farah

By on agosto 31, 2017

Libros

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Casquillos Negros – Diego Petersen Farah

Anunciado como un libro en el que se revelan los motivos del asesinato del Cardenal Posadas – acaecido en el aeropuerto de Guadalajara en 1993, como producto de la “confusión” de los asesinos que pensaron que el coche del cardenal era en realidad el del “Chapo” Guzmán, según la versión “oficial” ofrecida por el entonces procurador Carpizo –, en realidad Casquillos Negros, escrito por Diego Petersen Farah,  es un muy ligero atisbo a la locura de personajes ligados al crimen que pudiéramos dividir en “los buenos” y “los malos” en función de la severidad de sus vicios.

Un periodista de nota roja – Beto Zaragoza – que publica un pasquín semanal a partir de las fotos de víctimas de crímenes que toma y las notas que prepara, recibe de uno de sus informantes – apodado “Tripa”, un ex agente investigador del CISEN que se ha convertido en un alcohólico y es incapaz de sostener una relación de pareja, prefiriendo recibir placer de las mujeres de paga  – un par de fotos relacionadas con el asesinato del cardenal Posadas y decide, a sabiendas de que puede meterse en un grave problema, confrontarlo para saber “en qué se está metiendo.”

El periodista, además, acaba de descubrir que una monja que aparentemente se suicidó, más bien parece haber sido asesinada, y de alguna manera el Tripa encuentra, en el departamento donde se encontró a la “suicida”, un diario. Ese diario habla de un sacerdote, su ascenso al poder eclesiástico al amparo de la mamá de uno de los Arellano Félix, con todos los vicios que se atribuyen a muchos de los representantes de la iglesia: pederastia, carácter epicúreo, ambición de poder y bienes, etc.

El Tripa decide consultar, para ayudar a su amigo periodista, a su comadre Liz: madame de un burdel muy famoso, y amante de un general que detentaba el poder en Jalisco en aquellos días de 1993, que seguramente sabría algo sobre el asesinato del cardenal. Liz, a su vez, tiene un severo problema de consumo de drogas, que se ha desarrollado en una paranoia que la cabalga cuan largo es el día, y está enamorada; le pide al Tripa que le localice a Jazmín, una de sus pupilas.

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Con todos estos elementos, Petersen nos envuelve en las historias de cada uno de sus personajes, hilando hechos aparentemente inconexos, pero que cuestionan la historia oficial. El término “casquillos negros” se refiere a casquillos de bala re utilizados por el Gobierno, “porque los narcos no tienen problemas de presupuesto, pero los judiciales, el ejército y los policías tienen que hacerlo”; con el uso, van adquiriendo un tono oscuro. Petersen nos informa que el libro nació a partir de un hecho que ha permanecido oculto: se encontraron “casquillos negros” en la escena real del crimen del cardenal Posadas.

Son de aplaudirse los diálogos, sobre todo los intercambios verbales entre el Tripa y Beto Zaragoza, cargados de albures y de expresiones muy propios a nuestra mexicanidad, y la agilidad en el desarrollo de la trama, hasta el desenlace, que pareciera abonar en las teorías conspiracionistas, aunque la explicación la da el autor hasta las últimas páginas. Es particularmente entretenida la historia familiar de Beto Zaragoza, preocupado por su hija adolescente, y deshojando la margarita con respecto a qué hacer para proporcionarle estabilidad a su hogar, y restablecer el diálogo con ella.

En resumen, Casquillos Negros es una novela que mezcla historias que parecen no tener relación entre sí, pero que resulta que unas se derivan de otras, y lateralmente presta atención al asesinato del cardenal Posadas, sin ser el leitmotiv del libro, a pesar de la etiqueta. Sorprendentemente, resulta una historia de amor y desamor, y de sus consecuencias, que vale la pena leer.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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