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Bienvenido 2018
Perspectiva
“El Tiempo fluye como un río…”
Time, The Alan Parsons Project
En unas cuantas horas el 2017 formará parte de nuestras historias, para bien o para mal, el adjetivo nosotros se lo asignaremos en base a las enseñanzas y experiencias que nos haya dejado. Todo lo que vivimos es un aprendizaje, siempre y cuando estemos dispuestos a hacer una pausa y ponderar tanto los orígenes como los desenlaces de lo que nos tocó vivir, y entonces tomemos una decisión con la información que hemos evaluado: repetir el patrón en el futuro, o evitar repetirlo. Así de simple y sencillo.
¿Qué tal fue el 2017 para ustedes? ¿Qué lecciones aprendieron? ¿Qué conductas fortalecerán, y cuáles deberán ser modificadas o erradicadas, en aras de convertirnos en mejores padres, hijos, esposos, hermanos, ciudadanos? La respuesta es personalísima, y el ejercicio siempre es beneficioso.
Ahora miremos el 2018 y, como decía Mafalda, observemos la cantidad de días nuevos que trae y, con ellos, todas las posibilidades que se abren: nuevos aprendizajes, nuevos conocimientos, nuevas experiencias. He ahí nuestra encomienda: hacer las cosas mucho mejor de lo que las hicimos en este 2017 que fenece.
Por ejemplo, y a título personal, me toca escuchar aún más a aquellos que ponen su confianza en mí para platicarme algo que desean compartirme; también debo trabajar en ser más constante y cumplido, sobre todo en aquello relacionado con mi salud; debo organizarme de mejor manera, para que pueda cumplir mejor con las responsabilidades que nunca acaban de surgir, sobre todo aquellas relacionadas con mi familia, porque ella y la salud son prioritarios; debo escuchar más música, leer más libros; comunicarme mejor, exponer ideas y no juicios; ser mejor hijo, hermano, padre, ciudadano.
Es posible que su agenda sea similar a la mía. Si así es, creo pertinente entonces que consideremos brevemente dos temas que serán críticos en el 2018: la seguridad y quién se convertirá en el presidente de nuestro México.
Sobre el primero, la recomendación es sencilla: mantengamos los ojos bien abiertos y cuidemos los unos de los otros, siendo precavidos y poco ostentosos, evitando exponernos a riesgos innecesarios. Mientras los aparatos de justicia y seguridad estatales y federales, a cuyas responsabilidades parecen haber renunciado aquellos que detentan el poder, han demostrado su incapacidad para controlar la creciente delincuencia, la responsabilidad de cuidar de la integridad de los nuestros y la propia recae en nosotros.
Sobre el segundo tema, sin afán de reorientar las predilecciones de cada uno o de jugar al adivino, y sin temor a equivocarme, digo que esos incólumes ciudadanos que se ostentan como portadores de la luz y la verdad nos van a ofrecer desde dinero gratis (que nunca es gratis), unido a una serie de promesas de beneficios inimaginables (la mayoría, si no todos, incumplibles); escucharemos discursos de odio y de amor al prójimo; veremos a actores profesionales tratar de convencernos de que tienen las mejores intenciones, mientras esconden el puñal con que nos agredirán; todo lo anterior con la intención de convencernos de que la solución a nuestros problemas son ellos, los candidatos, con el fin de obtener nuestro voto.
Desde esta perspectiva, el 2018 ciertamente nace en medio de una gran expectación, rodeado de innumerables preocupaciones y peores augurios. A estos funestos pronósticos antepongo una simple recomendación: redoblemos los esfuerzos, concentrémonos en trabajar honestamente y en sembrar valores positivos, y nunca –nunca– bajemos la guardia; porque hay demasiados que esperan que nos doblemos, que flaqueemos, que perdamos la confianza, para aprovecharse de nosotros y patearnos en el suelo.
Mantengamos los ojos y la mente bien abiertos en 2018.
Finalmente, gracias a todos ustedes que me han acompañado en este 2017. Por aquí nos seguiremos viendo, con el favor de Dios.
¡Bienvenido 2018!
S. Alvarado D.
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