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Adiós, beodo
Adiós, beodo
¡Adiós anónimo al alcohólico!
Ahora liquidándose
en las horas del sol inexorable.
El iluso amanecer sabatino
sin entierro en el cielo,
ignora tu cuerpo en las calles hogareñas.
Zopilotes autoritarios aterrizan,
hurgan el triste hígado
de tu fallecimiento.
Ávidas aves viles,
pájaros con plumas de muerte,
bailan, cadavereándote.
¿Qué fuego homicida robaste a lo divino,
condenándote a los licores buitres
allende consuetudinarios?
Vienen ya los cuervos y las palomas
a ser testigos prestos;
brindan en tu honor, infatuándose.
Irónicos arrullos
y cínicos graznidos
amenizan la marcha fúnebre.
¿Cuál fogoso asesinato hurtarías,
devorándote el hígado, en castigo,
expiándote en intoxicaciones?
Ululatos etílicos se escuchan
en el día de tu deceso;
coronas de flores culpables
en tu féretro púrpura.
Las cándidas lágrimas de tu madre
adornan tu ataúd.
La inocente mañana sabatina
sin sepelio en las nubes,
olvida tu cuerpo en la casa callejera.
¡Adiós alcohólico al anónimo!
Ahora evaporándose
en los rayos del tiempo inquebrantable.
G. J. Camargo Gamboa. Mayo 2018.
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