Accionismo Vienés

By on abril 19, 2018

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LOS EXCESOS, MOTOR DE ESTA VANGUARDIA ARTÍSTICA

BLASFEMO / ORGIÁSTICO / DESTRUCTOR / ANTI ARTE

edgar rodríguez cimé

A 50 años de la explosión de una de las vanguardias estéticas de Occidente, el Accionismo Vienés vuelve a causar escozor pues representa “un reto para la historia del arte” ya que el libro Accionismo Vienés. La revuelta de los ángeles salidos del limbo se planeó como catálogo de la exposición sobre este movimiento que acompañaría la muestra individual del artista vienés Hermann Nitsch, censurada por el propio Museo Jumex el 30 de enero de 2015 luego que un grupo de defensores de los derechos de los animales pidiera su cancelación.

“Accionismo Vienés”, editado por la Fundación Jumex, bajo la coordinación editorial de Michel Blancsubé y Lorena Moreno, representa “la investigación historiográfica más exhaustiva publicada en idioma español sobre una de las vanguardias artísticas que más influyó en el siglo XX, un grupo disperso de creadores que llevaron el arte al terreno de la acción: Gunter Brus, Abino Byrolle, Otto Muhl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler, de 1960 a 1971, como lo hicieran otras (Fluxus / Body Art…).

El libro incluye ensayos y textos de los propios miembros del movimiento (Gunter Brus, Hermann Nitsch y Otto Muhl), artistas que influyeron en él (Richard Wagner, Gustav Metzner, Paul McCartney), o especialistas (Robert Fleck, Daniele Roussel, Peter Turrini) del accionismo vienés, el cual produjo una cantidad fenomenal de dibujos, cintas y escritos: obras de teatro, canciones, manifiestos artísticos y textos filosóficos.

Los accionistas vieneses son recordados por “lo grotesco y lo violento de su estética en sus obras: sacrificios de animales, rituales orgiásticos o prácticas sexuales simbólicamente sangrientas, como simulaciones de genitales o violaciones.” Todo, “desafiando convenciones éticas y morales de la sociedad occidental, por lo que sus creadores fueron, cual ‘brujos’, perseguidos por la ley y asociaciones religiosas y ecologistas.

Trabajando propuestas estéticas de un Anti-arte, en junio de 1968 –año de la represión estudiantil en Tlatelolco– Gunter Brus sostenía que “la destrucción (capitalista) era un elemento fundamental” de su arte, siendo arrestado por “degradar los símbolos del país” en su obra Kunst+Revolution (Arte + Revolución) al usar elementos patrios en su propuesta. Tras seis meses de condena, logró escapar con su familia a Alemania. Otros accionistas como Otto Muhl y Hermann Nitsch también cumplieron condenas por participar en varias “acciones” de naturaleza violenta y blasfema.

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Aunque dispersos, este grupo de artistas “compartía la misma visión estética sobre el arte (capitalista) de su época”. Un elemento clave: utilizaban el propio cuerpo como lienzo central de sus obras, como puede apreciarse en los títulos de las “acciones” de Brus: Cuerpo pintando, mano pintando (1963), o en Degradación del cuerpo femenino, degradación de una Venus (1963), de Muhl y Nitsch, conceptos “tomados y desarrollados del Body Art y el Performance Art, movimientos llevados radicalmente a sus extremos.

En este escenario de ruptura estética, el impactante significado de estas revolucionarias “acciones”, vinculadas al “progresivo abandono de la pintura, escultura y teatro, como ramas de las Bellas Artes, por parte de los accionistas, sirvió como definición subjetiva de la obra anti-artística” entre estos creadores.

Esta filosofía se reflejará en el Manifiesto de la Acción Material, de Otto Muhl: “…de manera progresiva, la pintura se aleja cada vez más del uso de materiales tradicionales. El cuerpo humano, una simple tabla o una habitación pueden ahora servir perfectamente como superficies donde pintar. El tiempo es entonces agregado a la dimensión del cuerpo y el espacio.”

Asimismo, basados en la acción desarrollada por Gunter, Brus y Muhl proclaman la contrapropuesta estética-política: “… nuestra consolidada democracia utiliza el arte como válvula de escape, e intenta sobornar al ´artista´ vanguardista rehabilitando sus ideas y expresiones ´artísticas´ revolucionarias, para convertirlas en una forma de arte aceptable por el Estado. Pero este ´arte´ no es arte, sino sólo es política creada desde los más altos estamentos.”

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

colectivo cultural “Felipa Poot Tzuc”

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